domingo, 20 de julio de 2008

SACRISTE EL MAESTRO

Eduardo Sacriste, el Maestro
Por Marcelo
Conocí a Eduardo Sacriste una fría mañana de sábado de 1992. En ese momento cursaba segundo año de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, y para ser muy franco, no había entendido bien la genialidad del maestro, solo creía que era una persona especial que sabia mucho de arquitectura y de la cual uno podía aprender.

Un día leyendo un artículo suyo en un periódico, este mencionaba brevemente la calle donde tenia su estudio, en ese momento, movido por una profunda curiosidad, matizada de ingenua valentía, tome la decisión de conocerlo.
Me atendió el portero del edificio que me indico con indiferencia que piso tocar. Luego de llamar a su comunicador, una voz natural me dijo que subiera, que el maestro aceptada recibirme.
Al abrir la puerta, una persona mayor, apoyada en un bastón se presento ante mí, la visión parecía mágica, para mi el instante fue eterno, no se si fueron segundos o minutos. Me estrecho la mano y me invito a pasar a la sala de su estudio, indicándome que me sentara en una silla ubicada al costado de su tablero.
Luego de una larga charla, acompañada de preguntas, enseñanzas y pruebas de diseño, ya formaba parte de sus alumnos particulares.

De edad avanzada, había encontrado el modo de burlar a su retiro y continuar ejerciendo la docencia, esa profesión que tanto amaba y que ni la vejez ni la enfermedad le impedía que la ejerciera.
Para mi fortuna, pase a integrar el grupo de estudiantes de arquitectura de diversas edades y niveles, que asistíamos a su estudio-casa, para aprender sus enseñanzas.
El con su sabiduría, y con una disciplina de hierro, nos enseñaba constantemente y nos ponía a prueba con ejercicios de diseño, preguntas complejas sobre las medidas de las cosas, o la composición geométrica de tal o cual espacio.
Mas de una vez tuve que bajar a la calle, cinta métrica en mano a medir tal o cual objeto, para poder usarlo en un proyecto o para contestar algunas de sus múltiples preguntas.
Aun hoy sus recuerdos y consejos, siguen vigentes como ayer.
Para el maestro mi más profunda gratitud.

Alguno de los alumnos del Maestro (Vicky, Marcelo, Sacriste, Claudia).

Algunos de sus consejos:
- El dibujo es un medio no un fin (dibujo a mano alzada).
- Dibujar todo en una sola lamina.
- Medir y dibujar todo.
- Si se dibuja un volumen este debe ir sombreado.
- Dibujar a mano alzada.
- Representar con propiedad cada plano.
- Es importante no depender de los escalimetros para que se agilice el sentido de las proporciones. Somos arquitectos no dibujantes.
- No utilizar la regla “T” porque esta nos encasilla en dos direcciones, si utilizamos escuadras somos libres.
- Acostumbrarnos a observar planos, mirarlos, analizar tipos de materiales, espacios y recién leer de que se trata. Se agiliza la comprensión.
- Los planos deben reflejar claramente cual es lo techado y cual el piso exterior.
- Es muy difícil llegar a hacer cosas sencillas.
- Conocer la sencillez y eficacia de la arquitectura de cada región, conocer las condiciones climáticas (ej. Rancho Santiagueño, una solución pragmática al problema del calor).
- Para enseñar hay que hacerlo con malos ejemplos.
- Hay dos tipos de maquetas, las rápidas (de estudio) se modifican y se corrigen y las costosas (que se muestran al cliente).
- El árbol es un compañero de la casa.
- La cocina debe tener forma de “u” y estar al margen de la circulación, en lo posible debe mirar a la calle, como el garaje al frente de la casa.
- Conocer a la gente.
- Sacar foto de los edificios.
- Los armarios son elementos imprescindibles dentro de una casa. Estos tienen una puerta, que es el elemento de cierre de un hueco, que deben abrir hacia a afuera por razones de espacio (porque al abrir hacia fuera siempre estará cerrada y porque si se abriera al revés y se cayera algo no se podría abrir la puerta). Estos deben tener un pequeño umbral de aproximadamente 2.5 cm de altura.

Ejercicio donde se utiliza la relaciona Áurea, para diseñar una puerta.

Ejercicio de una vivienda unifamiliar en un lote de 3,5 m de frente

BIOGRAFIA

Eduardo Sacriste, nació en la ciudad de Buenos Aires en 1905.
En 1932 se recibió de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires.
En 1942 obtiene una beca de la Comisión Nacional de Cultura, para completar sus estudios en los Estados Unidos.

Entre 1945 y 1960, fue en varias ocasiones director del Instituto de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, Vice-Decano de la Facultad de Ingeniería y Decano de la de Arquitectura.

Dictó diversos cursos y conferencias en diversas universidades: Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Tulane (Estados Unidos), Bengal Engineering College de Calcuta (India), MIT, Harvard y North Dakota (Estados Unidos), London Polytechnic, Valle de Calí (Colombia), Waseda (Japón), Perú, Paraguay, Canadá, etc.

Entre sus obras mas importantes se encuentran: el edificio Kraft (Buenos Aires, 1937-1939), en colaboración con el arquitecto Rogelio Di Paola; la escuela primaria de Barrio Jardín (San Miguel de Tucumán, 1946-1947), con el arquitecto Horacio Caminos; el Hospital del Niño Jesús (San Miguel de Tucumán, 1947-1958); la Mutual Provincial Antituberculosa (San Miguel de Tucumán, 1947-1948), con Horacio Caminos; el Instituto de Maternidad y Ginecología (San Miguel de Tucumán, 1958-1960), con el arquitecto Óscar Fernández Sabaté, y el edificio El Comercio del Norte (San Miguel de Tucumán, 1970-1971), con el arquitecto Fernando Chávez.

Entre sus escritos se encuentran: Huellas de Edificios, ¿Qué es la casa?, Charlas a principiantes, Charlas a docentes, Viviendas con bóvedas, Usonia, y cientos de artículos en diarios y revistas.

Entre diversos honores y doctorados de varias Instituciones se destacan: Miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes (1976) y el premio del Fondo Nacional de las Artes (1984).

Falleció en Tucumán en 1999.