sábado, 3 de abril de 2010

La tecnología recupera el brillo de los frescos de Giotto en Asís

Comparativa del fresco 'Homenaje del hombre sencillo', de Giotto di Bondone, antes (arriba) y después de su restauración, en la basílica de San Francisco de Asís..- EFE

Roma

Los frescos que Giotto pintó en la
basílica de San Francisco de Asís, de colores vigorosos y trazo innovador, quedaron reducidos a miles de fragmentos tras el terremoto de 1997. La restauración completa será larga, pero mientras tanto se puede apreciar el esplendor original de los frescos de la bóveda superior gracias a las nuevas tecnologías. Mediante imágenes en tres dimensiones y alta definición, la muestra Giotto como era compara su estado actual con el que lucían cuando fueron pintados en el siglo XIII. Resurgen así los intensos azules de los fondos, los dorados de las vestimentas y los pigmentos excepcionales.

La exposición, que abre del 11 de abril al 5 de septiembre, recorrerá el tramo entre la basílica y el anexo Palacio de Monte Frumentario para mostrar los detalles que hacen única la pintura de Giotto di Bondone (1267-1337). El intinerario comienza con una visita en grupos muy reducidos entre los andamios de los trabajos de restauración y después pasa a la basílica superior. Allí ya se pueden admirar los frescos que cuentan la vida de San Francisco a lo largo de toda la nave. Tras más de diez años de restauración, se ha recuperado gran parte de los frescos originales, pero muchos detalles se han perdido para siempre.


A pocos pasos se encuentra el Palacio del Monte Frumentario, donde se ofrecerá la posibilidad de comparar el ayer y hoy de las 28 escenas que componen la historia de San Francisco. Para ello se han instalado monitores que mostrarán en tres dimensiones y en alta definición las imágenes de cómo se encuentran los frescos y cómo eran cuando las pintó Giotto, rescatando los intensos colores originales. Las imágenes se han realizado utilizando técnicas de elaboración fotográfica y gracias a un arduo trabajo de investigación. Además, se incluirá un reproducción a escala real del fresco dedicado al episodio de la confirmación de la "forma de vida" (Regla) de San Francisco por parte del papa Inocencio III, elegida como imagen de la exposición ya que se cumple el octavo centenario de la orden franciscana.


Fuente: http://imaginariumsland.blogspot.com/2010/04/la-tecnologia-recupera-el-brillo-de-los.html

viernes, 2 de abril de 2010

Pritzker 2010





Los ganadores de este año: La oficina japonesa SANAA dirigida por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa.


Los autores de las cajas apiladas del New Museum of Contemporary Art en el Bovery de Nueva York , de la frustrada ampliación del IVAM de Valencia, del buque insignia de Dior en Omotesando o del futuro Museo Louvre de Lens se han hecho con el último premio Pritzker , el galardón más importante que puede conseguir un arquitecto.


Hace 15 años que Kazuyo Sejima (Ibaraki, 1956) y Ryue Nishizawa (Tokio, 1966) fundaron SANAA (Sejima and Nishizawa and Associates ). Sejima, con sus casas carentes de jerarquías y sus edificios forzados hasta la máxima ligereza, era entonces la gran promesa de la arquitectura mundial. Nishizawa era autor de una obra corta pero exquisita, un proyectista brillante que solicitó trabajar con ella.

Cuando los encargos crecieron, Sejima no dudó en hacerlo socio para afrontar juntos el Teatro de Almere, en Holanda. Desde entonces firman a dúo los grandes proyectos que los han llevado a trabajar por todo el planeta. Y reservan una parcela privada para firmar trabajos individuales.


El jurado del premio ha destacado que sus edificios "parecen muy sencillos, pero son obras de envergadura. Que son capaces de retirarse para convertirse en un paisaje de fondo para la gente". Tal vez por eso, la Fundación Pritzker ha considerado que Sejima y Nishizawa "exploran como pocos cualidades como la transparencia y la ligereza logrando edificios que contrastan con el impacto y la retórica de mucha de la arquitectura actual. Su búsqueda es de economía de medios, de claridad, de precisión".


Búsqueda de lo extraordinario


La búsqueda de lo extraordinario en lo ordinario es uno de los atributos de unos proyectos capaces de forzar la extrema delgadez en algunas soluciones arquitectónicas o de hacer razonable cualquier dimensión de una estancia o las más inesperadas disposiciones de huecos en un edificio.


En el Teatro de Almere, en Holanda, todas las estancias tienen vistas privilegiadas sobre el mar. En el Centro de aprendizaje de Rolex, en Lausana, los estudiantes utilizan el espacio durante el día y durante la noche. Como resultado disponen de más espacio. Y además es el suelo, y no los tabiques, lo que delimita lo usos y las estancias. Se trata, en palabras del jurado, de un "paisaje de gente". Otros proyectos, como el pabellón de Cristal del Museo de Arte de Ohio funden la distinción entre espacio interior y espacio exterior.


Kazuyo Sejima ha sido nombrada comisaria de la próxima Bienal de Arquitectura que se celebrará en Venecia este otoño . Ella y Nishizawa son proyectistas cerebrales, analíticos y tremendamente exigentes. Han aportado una ingente batería de ideas a la arquitectura contemporánea. Pero no han escrito jamás un tratado teórico que las recoja. Los hechos más que las ambiciones, describen a este estudio de 30 personas que ha expresado su deseo de no crecer por temor -ellos hablan de incapacidad- a no poder afrontar una mayor cantidad de proyectos.


Mira aquí una presentación [formato Flash] con más fotos sobre los trabajos de Sejima y Nishizawa

ANATXU ZABALBEASCOA - Madrid - 28/03/2010

El teatro flotante regresa a Venecia


La Bienal de Venecia dedica una muestra al teatro efímero del arquitecto Aldo Rossi, construido hace 30 años. Minela Fernández –Venecia – 01/04/2010

En un día de niebla densa y escasa luz, apareció delante de la Punta de la Aduna, el Teatro del Mundo. Quienes lo vieron no podían creerlo: ¿Un teatro flotante?. De la noche a la mañana un pedazo de Venecia se había desprendido y se negaba a hundirse. En realidad se trataba de un nuevo espacio escenográfico, construido hace 30 años por el célebre arquitecto Aldo Rossi (Milán, 1931-1997), a quien la Bienal de Venecia dedica la exposición El Teatro del Mundo, edificio singular. Homenaje a Aldo Rossi, abierta al público hasta el 21 de julio en la sede de la institución cultural.

El Teatro del Mundo fue pensado para tener una vida corta y, sin embargo representa la permanencia de una arquitectura efímera. Rossi proyectó una torre de madera, sobre una estructura metálica, con capacidad para 200 personas. El gran arquitecto postmoderno y racionalista ideó una torre, coronada con una esfera metálica, que dialogaba con la gran esfera de oro del Seicento de la Punta de la Aduana. "He pensado en inserir un teatro en una ciudad vieja, en Venecia, la capital del agua, donde el paisaje no sólo lo forman el cielo y el agua. También el puente de Rialto es parte del paisaje, un mercado, un teatro", escribió Rossi en uno de los apuntes que ha reunido la muestra. Además de un modelo del Teatro de Rossi, se exponen fotografías, dibujos, documentales de la televisión italiana y reproducciones provenientes del Maxxi-museo nacional de las artes del siglo XXI, el Museo Correr y los archivos de la Rai.

La idea original del Teatro del Mundo no fue de Rossi, pues en la Serenísima se construían teatros que se movían por la antigua urbe con espectáculos ambulantes. Nació por encargo de Paolo Portoghesi, director de la Bienal de Arquitectura 1979-1980 y del director de la Bienal de Teatro de la época, Maurizio Scaparro, comisarios de la exposición Venecia y el espacio escénico, realizada para el primer carnaval veneciano de 1980. Encargaron a Rossi un teatro ambulante, pero él fue más allá de la tradición. "Rossi no hizo lo que le pedimos. Tenía las ideas bien claras. Era una locura, carecíamos de recursos financieros y además una estructura de 20 metros podría desplomarse con los fuertes vientos que soplan en Venecia", recuerda Portoguesi.

¿Qué sentido tiene construir un teatro en la ciudad del teatro? La genialidad de Rossi, primer italiano ganador de un premio Pritzker, consiste en haber interpretado el espíritu de la ciudad, inspirándose, entre otras cosas en la famosa veduta de Carpaccio del puente de Rialto, cuando éste era de madera. El Teatro del Mundo existe sólo en la menoria, pero su capacidad de inserirse el ambiente veneciano es de gran actualidad, sostiene Portoghesi, quien lanza fuertes críticas a la arquitectura contemporánea. "No tiene sentido de pertenencia a ningún lado y carece de identidad. Es pura invención plástica, se acerca más a la escultura. Los arquistars trabajan demasiado con el ordenador. Falta el trabajo previo que se hace a mano: el dibujo. El resultado es una bella imagen que no tiene nada que ver con la construcción. Muchas cosas se sostienen porque los ingenieros, milagrosamente impiden que se desplomen. Pero este ciclo de arquitectura basada en la estética está punto de cerrarse. Zaha Hadid ha proyectado el Museo Nacional de las Artes del siglo XXI, cuyo metro cúbico cuesta 7.000 Euros, mientas que uno normal vale 1.500 Euros el metro cúbico. Es carísimo y además no es funcional".

El último capítulo del Teatro del Mundo concluyó tras un memorable viaje, vía mar al Festival Internacional de Dubrovnik, en agosto de 1980. De regreso a Venecia fue abandonado en una bodega, poco a poco empezó a deshuesarse. De la estructura ha sobrevivido parte de la esfera que coronaba la torre. Pero, el triunfo de lo efímero no morirá, como tampoco las emociones del primer espectáculo, en Venecia, que Rossi escribió aquella noche. "Delante de la Salute, mientras escuchaba la música y miraba la gente acomodarse al interno, recogí un efecto que había previsto. Al ser un teatro que flotaba, desde las ventanas se podía ver el tráfico de los vaporettos y de los barcos, que entraban en la imagen del teatro, constituyendo la verdadera escena, fija y móvil".