domingo, 26 de octubre de 2008

lunes, 20 de octubre de 2008

Fritz Lang





Friedrich Christian Anton Lang, que era su nombre de pila, decide abandonar la carrera de arquitectura y dedicarse a las artes. Ingresa en la escuela de Artes y Oficios de Munich, aunque no tarda demasiado tiempo en emprender un viaje sin rumbo que le lleva a los confines del continente asiático y el norte de Africa. En 1913 se instala en París donde vive de los diseños y dibujos que realiza para publicaciones periódicas. Al estallar la Primera Guerra Mundial es detenido y tras escabullirse entra en el ejército austríaco, donde perdió el ojo derecho. En esta época comienza a escribir sus primeros relatos y guiones al entrar en contacto con el director alemán Joe May. Unos años más tarde, estando en Berlín Lang conoce a Erich Pommer, uno de los productores más importantes de su tiempo. Junto con éste trabajó en como lector y escritor de guiones. Con él participa en el rodaje de "Las arañas". En 1919 lleva a cabo una de sus obras más características por elexpresionismo de sus escenas, "El gabinete del doctor Caligari". A esta obra le seguirían otras como "El doctor Mabuse" y "Las tres luces". La carrera de Lang como director cinematográfico es todo un éxito y en 1923 rueda "Los Nibelungos" y tres años después "Metrópolis". Con la aparición del sonido realizó "M, el vampiro de Düsseldorf". Ante llegada de los Nazis dirige "El testamento del doctor Mabuse", una análisis crítico de la situación y el partido en tono policiaco. Sin embargo, el ministro de cultura, Goebbels, se percata del mensaje. En lugar de reprenderle, le ofrece a Lang la hacerse cargo de la dirección de la industria cinematográfica. No se atreve a negarse pero ese mismo día huye a París, donde se reúne de nuevo con Erich Pommer. En 1934 se traslada a Hollywood y allí adquiere la nacionalidad estadounidense. Allí rueda "Furia" y otros muchos filmes. A pesar de su genialidad como director tendría que adaptarse a las exigencias de los productores. A finales de los cincuenta la política de McCarthy le obliga a regresar a Alemania, desde donde emprende un viaje a la India. Allí realizó "El tigre de Esnapur" y "La tumba India". En Alemania volvió una vez más a trabajar en Los crímenes del doctor Mabuse". Tras un breve tiempo en su país natal decide volver a Estados Unidos, donde se asienta en Los Angeles y pasa los últimos años de su vida.

martes, 14 de octubre de 2008

Templarios 2

ESTE VIERNES 13 DE OCTUBRE SE RECUERDA EL ANIVERSARIO DE AQUEL VIERNES 13 DE OCTUBRE DE 1307, CUANDO POR ORDEN DEL REY FELIPE IV DE FRANCIA, FUERON APRESADOS LOS CABALLEROS DE LA ORDEN DE LOS POBRES CABALLEROS DE CRISTO Y DEL TEMPLO DE SALOMON, MEJOR CONOCIDOS COMO CABALLEROS TEMPLARIOS.
DICHO ARRESTO Y PROCESO DERIVÓ EN LA PROMULGACION DE LA BULA PAPAL "VOX IN EXCELSO" , LA CUAL DABA POR DISUELTA LA ORDEN DE LOS TEMPLARIOS.
DICHO ARRESTO Y PROCESO FUE LLEVADO DE INICIO A FIN EN FRANCIA, PERO EN LOS DEMAS PAISES DE EUROPA NO FUERON LLEVADOS ACABO LOS ARRESTOS Ó BIEN, LOS PROCESOS DIERON COMO RESULTADO UNA NO CULPABILIDAD DE LOS CABALLEROS EN LOS DELITOS QUE SE LES IMPUTABAN.
DESDE EL PUNTO DE VISTA LEGAL LA BULA "VOX IN EXCELSO" NO PUEDE SER TOMADA COMO UNA VERDADERA DISOLUCION DE LA ORDEN POR VARIAS RAZONES, PERO CITAREMOS ALGUNAS COMO QUE LAS BULAS PAPALES NO PUEDEN SER TOMADAS COMO LEGALES CUANDO:
1.- SON EMITIDAS BAJO PRESION Y ESTE ES UN CLARO EJEMPLO, YA QUE EL PAPA CLEMENTE V (BERTRAND DE GOT) SE ENCONTRABA PRACTICAMENTE SECUESTRADO Y AMENZADO POR EL FELIPE IV.
2.- LAS BULAS PAPALES DEBEN SER RATIFICADAS POR CONSEJO, Y ESTA BULA NUNCA FUE RATIFICADA POR NADIE.
UN DATO MAS PARA FAVORECER LA INOCENCIA DEL TEMPLE ES QUE LA DOCTORA BARBARA FRALE, INVESTIGADORA Y DOCUMENTALISTA, ENCONTRÓ EN LOS ARCHIVOS VATICANO UNA ACTA FIRMADA POR CLEMENTE V, DONDE EXPLICA QUE LOS TEMPLARIOS NO SON CUMPABLES DE LOS DELITOS QUE SE LES IMPUTAN, ACTA QUE HA SIDO CORROBORADA POR DIVERSOS MEDIOS Y QUE ES TOTALMENTE ORIGINAL.
JORGE ORTIZ

Los Templarios

Según los registros históricos, un viernes 13 de octubre de 1307, bajo las órdenes del Rey Felipe IV de Francia, un grupo de los llamados Caballeros Templarios, fue capturado y llevado a la Santa Inquisición para ser juzgado y condenado por diversos crímenes en contra de la cristiandad.No se sabe bien si la decisión del rey francés, se debió a una decisión meramente religiosa debido a los rumores que se tejían en torno a esta orden religiosa (de quienes se decía protegían o custodiaban secretos íntimos de la Iglesia como el Santo Grial), o por meras cuestiones económicas.En ese tiempo, los caballeros Templarios poseían una gran fortuna, eran los principales prestamistas y acreedores en muchas regiones de Europa, en especial de Francia. Es más, se dice que el propio Felipe IV, tenía una gran deuda con esta orden y que por ello decidió capturarlos y acusarlos ante el Vaticano por diversos cargos, entre ellos el de herejía, sodomía y de orinar y escupir en la cruz.Los templarios al ser capturados fueron condenados a la hoguera, ante la anuencia del Papa Clemente V, de quienes muchos culpan de no haber llevado un proceso justo.Al parecer, una muestra clara de la trascendencia de este grupo religioso es sin lugar a dudas, la sensación que dejó en gran parte de Europa la fecha de su captura que propició luego su sentencia y eliminación. Haciendo así que el día viernes 13, fuera más que la fecha de un evento histórico específico, para ser un símbolo del terror y la mala fortuna

Psicología del acto creativo

Psicología del acto creativo
La teoría de la acción se ha interesado muy poco hasta el presente por la acción mental, la ideación, las ideas, que son actos de débil energía.
Joan Costa
El individuo situado en un punto del espacio-tiempo, «Yo, Aquí y Ahora», existe porque actúa. La acción confiere al individuo su existencia ya que ella implica el uso del espacio-tiempo que es la materia de los actos, de la acción, de las acciones. Sin espacio-tiempo no hay acción. No hay individuo. Y viceversa. Y no hay individuo sin acción —en la misma medida que el hecho de respirar ya es una microacción, aunque inconsciente—.
El individuo desarrolla dos modos principales de acción por los cuales se integra al medio y se socializa. Y por los cuales, a la vez, actúa sobre el medio. La primera de estas relaciones del ser con el mundo físico y social es una relación de «fuerte energía». La producción de actos no es concebible sino como un coste, un consumo o una disipación parcial de los recursos biológicos disponibles. Los diferentes elementos del presupuesto vital humano, son limitados. Esta idea general ligada a la acción física de fuerte energía es familiar al ergónomo, capaz de calcular el número de Kcal: (kilocalorías) invertidas en una actividad determinada o en una serie de acciones por unidad de tiempo.1 Existen fórmulas, en efecto, que permiten medir el coste energético de los actos humanos.
El ser es consciente, pues, de que todo acto, toda acción física tiene un coste biológico, energético y temporal. Y puesto que el ser humano es profundamente racional y pragmático, busca que sus acciones —ya sean para la supervivencia, el trabajo o el conocimiento— supongan un esfuerzo y un gasto mínimo de su presupuesto-tiempo y de sus reservas energéticas. Y que impliquen a la vez una compensación, una gratificación, y si es posible, un placer.
El individuo, consciente de las limitaciones de sus recursos vitales, adopta una actitud digamos de «gestión», y un comportamiento «contable». Él es impulsado a razonar en términos de costes, a contabilizar sus ganancias y sus pérdidas, a reducir la complejidad de sus acciones para evitar la fatiga. Busca así modificar las reglas de proporcionalidad entre el acto y el resultado, disminuir la cantidad de energía disipada y aumentar el grueso del resultado.
Decía al principio que el individuo desarrolla dos modos principales de acción. Y hemos examinado brevemente el primero. Si éste se caracteriza por el coste en términos de fuerte energía, inherente a los actos físicos, el segundo al contrario comprende los actos de «débil energía», que no conllevan esfuerzo aparente. Son los pequeños actos imperceptibles, o apenas visibles, de las decisiones, microactos de mínimo coste energético —por lo menos en apariencia—, como observar, reflexionar, tomar notas, leer, teclear el ordenador. Son todos ellos actos a pequeña escala y de trazos aparentemente fugaces, pero cuyos efectos pueden producir a veces, fenómenos de fuerte energía. Por ejemplo, y comprender, descubrir, idear, imaginar, inventar, crear algo nuevo. ¿Cómo se producen este tipo de movimientos mentales?
Percepción y acción internas
Hay un instante, en el devenir de nuestras rutinas cotidianas en que, de repente, tomamos conciencia de «alguna cosa» que ha captado nuestra atención. Esa cosa puede ser una sensación, una percepción interna, un recuerdo que nos asalta, un conocimiento o una idea que surgió sin esperarla. Cualquiera que sea esa «cosa», ella se nos va apareciendo nítidamente. Es como una intuición que toma forma inteligible. Cobra «entidad y fuerza» en el campo de conciencia. Desde ese momento, la idea va y viene a la memoria, se va perfilando, construyendo y perfeccionando hasta que nos armamos de lápiz y papel para anotarla. O hasta que la abandonamos y la olvidamos.
Lo que llamamos campo de conciencia es un continuo neutro, una especie de pantalla de conocimientos donde las ideas son proyectadas y permanecen con mayor o menor persistencia. O se desvanecen para reaparecer de modo más o menos intermitente. O para ser olvidadas. Cuando una nueva «forma mental» aparece a la conciencia, ésta deviene su trasfondo sobre el cual la forma de la idea se recorta y destaca.
Naturalmente, cuanto más fuerte es esa experiencia, o cuanto más interesante es la idea surgida, más nítidamente destaca sobre su fondo. Más tiempo permanece en la memoria. Va y viene a ella con mayor persistencia. El interés o el valor de una idea es proporcional a la mayor dificultad o imprevisibilidad de que ella emerja en la mente.
Dicho esto, observemos que estamos hablando de dos aspectos simultáneos de nuestro ser, que están entrelazados indisociablemente. Hablamos de «percepción interna», algo que ocurre en nuestro cerebro y no fuera. Y de «psicología», pues lo que sentimos o percibimos es evaluado por nuestra cultura, expectativas y cuadro personal de valores. Por consiguiente, estamos hablando aquí de psicología de la percepción, pero también de «imaginación y creatividad».
La forma existe por su fondo. Y viceversa
La psicología de la percepción o Gestalttheorie (teoría de la Forma) ha revelado la existencia de una ley fundamental de nuestras actividades perceptivas, ya se trate de percepciones externas o internas. Es el principio de que toda percepción (todo precepto, a lo que podemos añadir todo concepto) constituye la superposición de éste sobre su fondo, que puede ser el de un objeto en el campo visual, o el de una idea en el campo consciente.
Comprendemos esta ley la manera evidente y sin necesidad de mediar palabras cuando estamos viendo una figura negra sobre un fondo blanco. Esta figura la distinguimos y la podemos recordar por su forma y su contraste, recortándose nítidamente sobre el fondo. Un signo sobre el papel. Un objeto sobre la mesa. O un sonido sobre el silencio. Que también es una forma (audible) sobre un fondo —aunque esto nos cueste más comprenderlo—. ¿Dónde está la dificultad? En el hecho biológico de que los humanos somos seres visuales. Nuestro sistema sensorial está básicamente determinado por la importancia predominante de la visión: el sentido de mayor alcance en la distancia y que tiene, como la mente, un especial poder separador en cualquier campo: de conciencia o de visión. Y, además, dado que «El ojo cree en lo que ve», como decía muy bien Brunswicg, comprendemos mejor lo que podemos ver. Y si es posible, tocar.
Entonces, nuestra concepción de «qué es una forma» está cargada de fisicidad: aspecto, tamaño, volumen, dimensiones, peso, textura, color, tacto, temperatura son cosas físicas. Objetivas. Todo esto es bien evidente en las cosas externas. Pero el cerebro entiende mal lo que sucede en su interior. ¡Ah, si pudiéramos verlo! Asistir visualmente a cómo nace una idea, cómo evoluciona y se configura... Si eso fuera posible, seguramente nos maravillaría descubrir que el surgir de una idea en la mente es la aparición de una forma con una identidad propia, aunque al principio sería algo informe o impreciso todavía. Veríamos cómo se construye la forma mental, ¡la idea!, resaltando sobre el fondo neutro y continuo de la conciencia. Que ha devenido neutra porque la fuerza de esa misma idea la neutraliza. Los contenidos de la memoria se disuelven entonces bajo la presencia de la idea. Cuanto más fuerte es ésta, más su fondo colabora para darle brillo y relieve. Más clamoroso es el silencio mental. Fascinados por la idea, ella se impone a la memoria y nos olvidamos de todo lo demás. Entonces decimos que la idea, como la Forma, es «pregnante».
Lo ideal y lo real
Una idea es tan real en la mente como lo es su ulterior realización material. O su enunciado verbal. Hay tres puertas para exteriorizarla:
Explicar la idea a otro es la primera puerta; con lo cual le estamos dando a esa idea si no forma visible, sí forma imaginable. En este punto, la idea comunicada implica dos formas mentales compartidas.
Dibujar esa idea es la puerta mayor y más directa para hacerla comprensible, al convertirla en visible.
La última puerta de acceso al mundo real es cuando la idea ya es un hecho, un objeto de la realidad exterior. Entonces, la idea se ha transustanciado: es una cosa física que la contiene.
Lo que aquí planteo se opone a la experiencia fisicista empírica que considera que una idea sólo es «real» cuando se materializa en el mundo exterior. Parece que una idea sólo empieza a «existir» cuando es exteriorizada. Cuando pasa de una mente a otra. Cuando ha sido comunicada. Pero ese es un prejuicio simplista, reduccionista. Porque la idea ya existe antes de ser comunicada. ¿Cómo podríamos comunicarla a otros si no existiera en la mente? Antes de ser formas materiales las ideas son formas mentales.
Siguiendo lo apuntado al principio, antes de que un dato sea registrado en la conciencia, esa conciencia está en un estado desordenado o difuso, con posibilidades iguales para «uno» que para «cero» —en términos de la teoría de la información—. Una vez que la mente interacciona con los datos y con la idea que emerge, está decididamente en estado uno (positivo). Así, pues, con la formación de la idea la mente pasa de un estado desordenado y difuso a un estado consciente y ordenado.
Una idea es una construcción, una estructura que se hace inteligible en la mente de quien la concibe. Una idea es orden construido donde no lo había respecto a lo que motiva esa idea. La segunda ley de la termodinámica se basa en el hecho de que en el universo hay muchos más estados desordenados —como el flujo de los acontecimientos, por ejemplo— que ordenados: las ideas, las construcciones.
Si las acciones de fuerte energía pueden medirse en Kcal, las acciones de débil energía, como la ideación y finalmente las ideas, se miden en términos de Información (H en bits).2 Esto es, «cantidad de información», de novedad o de originalidad que ellas contienen y que es lo opuesto a cantidad de redundancia (lo ya sabido). Información, originalidad y novedad son en alguna medida, sinónimos. Los tres conceptos se encuentran en la génesis, el desarrollo y la forma final de las ideas. Pero a partir de la teoría matemática de la comunicación, la noción de «información» ya ha dejado de ser la «noticia», la «novedad» subjetiva que uno lee en la prensa, y pasa a ser la medida de la novedad o de la originalidad en términos objetivos, como por ejemplo, la complejidad de un sistema, de un organismo o la originalidad de un mensaje. La mente humana tiene una capacidad limitada para tratar la Información que recibe: a la velocidad de 16 bits por segundo.
El qué y el cómo
El objeto de este ensayo es separar bien claramente para una mejor comprensión, dos aspectos del pensamiento que se encuentran íntimamente ligados, pero que son diferenciables intelectualmente: la «ideación» como proceso y la «idea» como resultado. Y si esta última es una «forma» mental, el proceso por el cual ha sido construida tiene también la forma de su rastro: su recorrido temporal. Porque entre un problema y su solución, o un reto y su respuesta, siempre media una porción de tiempo. Con esto queremos ilustrar la diferencia que existe entre «qué» pensamos (una solución para una idea, una estrategia para un plan), y «cómo» procede la mente cuando piensa. Encontramos aquí dos formas interconectadas de creatividad: la primera es «qué» problema, «qué» objetivo nos hemos planteado resolver. La segunda concierne al «cómo»: el método, las técnicas mentales mediante las cuales la búsqueda será más eficiente.
¿Qué pesos tienen en todo esto la intuición y la razón? Tal como lo ha explicado a partir de sus investigaciones el profesor Gerd Gigerenzer3, la mayor parte de las decisiones las tomamos de manera intuitiva. Utilizamos la razón, pero mucho más la intuición, que es «la inteligencia del inconsciente». Una inteligencia sin pensamiento consciente, sin la cual estaríamos paralizados. También cuando se trata de las ideas. Nos costaría tantísimo tomar cada decisión, que tomaríamos poquísimas en toda la vida. Una decisión cien por cien racional implicaría calibrar todos los factores, sopesar todas las consecuencias, valorar todos los costes y beneficios, cruzar finalmente miles de variables... Así, en lugar de solucionar un problema, estaríamos sopesando todas las eventualidades que pueden intervenir en él para poder decidirnos, o no, a buscar la solución.
Algunos, siguiendo a Gigerenzer, entendemos que la intuición es una capacidad humana muy valiosa, una herramienta maravillosa que asociar a la razón. Miles de hallazgos científicos e ideas innovadoras han sido intuiciones, conclusiones del pensamiento inconsciente... después metódicamente cristalizadas en un teorema o un invento. El mismo Einstein procedió así, desde una intuición hasta su fabulosa ecuación E=mc².

¿El diseño ha perdido el rumbo?

¿El diseño ha perdido el rumbo?
El vértigo tecnológico, las soluciones inmediatas y la baja cultura de profesionales y audiencias no permiten ser optimistas sobre el futuro del diseño.
Por Juan Carlos Darias
En los últimos años, los cambios sufridos por el entorno visual han sido, sin duda, extraordinarios. Y casi todos ellos han surgido como consecuencia de importantes avances tecnológicos, detonantes indiscutibles de una nueva alfabetidad visual que se ha impuesto progresivamente a nivel mundial. Los tiempos de la Bauhaus, como los del diseño suizo y su influencia en el contexto de la percepción, parecen haberse diluido ante una nueva realidad visual determinada por nuevos enfoques en la aplicación de factores fundamentales como la espacialidad, la dimensionalidad, la temporalidad de los códigos destinados a permitir y optimizar la comunicación —como los tipográficos y los pictográficos—, aplicados ahora bajo la impronta de nuevas condiciones cada vez más cuestionadas al someterlas al escrutinio y análisis de comunicólogos, semiólogos y demás especialistas en el tema.
¿Qué sucede entonces con la aplicación de los códigos propios de la comunicación visual? La juventud actual y los nuevos profesionales se dirigen con la misma vertiginosa velocidad de los avances tecnológicos hacia… ¿dónde? Los procesos, otrora tan importantes para el ejercicio conceptual y funcional del diseño, prácticamente han desaparecido inclusive de los entornos académicos, no ya solo de los profesionales. Herramienta y disciplina son confundidas constantemente hasta el punto de ser aceptadas en el contexto profesional, siendo un axioma válido el confundir las habilidades de un operador de programas para la realización y edición de material gráfico y editorial con los fundamentos mismos del diseño. ¿Dónde queda entonces todo aquel bagaje necesario para ejercer nuestro oficio? Resumido, quizás, en una sola palabra: «cultura». ¿Cómo se puede aplicar con éxito la paleta de colores de los programas de computación desconociendo la teoría básica del color o, desde la perspectiva práctica, saber lo que es mezcla, saturación, tono, pigmento, adicción, entre muchos otros conceptos teóricos-prácticos del color? No mencionemos siquiera los aspectos compositivos y sus posibilidades.
Es una constate observar en todo el mundo la cara de tedio y fastidio del estudiante común de diseño. Lo que se impone es una frenética carrera para «hacer cosas»; no importa si responde este «hacer» a resolver verdaderas necesidades: lo importante es la brevedad, no ya del ser sino del hacer.
Documentarse no es necesario y la historia no es más que un cuento aburrido y sin sentido de un poco de «viejos» que realizaron cosas también viejas y pasadas de moda —como, por ejemplo, libros—. Los videojuegos son la nueva alternativa de conocimiento y entretenimiento, con el consiguiente peligro distorsionante que implican y que no hace más que alimentar la actitud apática de los jóvenes hacia el saber como valor fundamental de cualquier disciplina o profesión. Ellos están acostumbrados a un entorno visual lleno de efectos especiales, efectos que han sido insertados en el entorno gráfico gracias a la mala utilización de programas como Photoshop; esto ha permitido la aparición de una nueva clase de pseudo-diseñadores denominados en el ambiente como «fotochoperos», comunicadores visuales caracterizados por su habilidad para utilizar plug-ins y efectos 3D y, claro está, ser «rápidos y efectivos», según su opinión «profesional». Para realizar un cartel estos neófitos pueden llegar a sobreponer treinta o cuarenta capas.
Ya se había hecho difícil incentivar a la juventud por la lectura, ahora ni siquiera a que escriban con propiedad podemos aspirar. La brevedad se impone nuevamente y como ejemplo de ello tenemos los llamados «mensajes de texto», que constantemente son enviados y recibidos por medio de teléfonos móviles en los que el lenguaje escrito es abreviado hasta pisar los límites de la comprensión. Estamos quizás de acuerdo en que aún así hay comunicación, ¿pero es esta realmente efectiva? El manejo del espacio entre letras o palabras, la búsqueda anteriormente importante de la legibilidad es un principio indispensable en el manejo de las virtudes tipográficas que ha desaparecido en muchos impresos. El libro convive en la actualidad con miles de publicaciones que no están hechas para ser leídas sino vistas y, por supuesto, de manera rápida sin exigir ningún compromiso intelectual para el que no tiene ganas de leer ni tiempo para ello.
Esta nueva e instantánea usabilidad de la tecnología está afectando a la comunicación en un amplio —pero muy amplio— espectro y no solo a la vertiente visual. Hace muy poco, en un largo viaje en tren que realicé en Francia desde la ciudad bretona de Quimper hasta el Santuario de Lourdes —con una duración de más de nueve horas— observé cómo, encontrándonos seis personas en la cabina de un vagón, la comunicación fue nula: fue como si cada uno de nosotros no formara parte de la realidad de los otros. Ya fuese porque nos comunicábamos a distancia con un amigo por medio del teléfono móvil o porque nos encontrábamos sumergidos en unos audífonos escuchando música con un reproductor de MP3, lo cierto es que lo inmediato se ignoraba.
Incluso se han restringido otros códigos visuales, como los de los gestos faciales y corporales, pues ya no es tan frecuente que las personas se miren entre sí. ¿Será acaso más intensa la comunicación con una pantalla en la que imágenes en movimiento o sonidos capturan nuestra total atención hasta el punto de aislarnos del contexto en que nos encontramos, o se tratará más bien de un problema de contenido?, ¿estaremos a las puertas de una sociedad autista en la que finalmente el hombre sea atrapado y confinado a la percepción, y disfrute sólo de realidades virtuales efímeras e insustanciales, determinadas por la rapidez del movimiento de sus elementos formales?
La apariencia se ha hecho más importante que la función, los nuevos valores estéticos son también afines a esa inmediatez que parece empeñarse en convertir en desechable aún a la sociedad misma, con la consiguiente preocupación que implica el saber que el diseño no deja de hacerse cómplice de dicha situación y que asume posiciones genuflexas ante las exigencias de un libre mercado que tiene más interés en la producción de bienes efímeros, tanto en apariencia como en función, que permite la apresurada inserción de nuevos productos «consumibles» sin que importe demasiado si éstos tienen sustancia o siquiera justificación —al menos en el caso latinoamericano nos vemos inundados literalmente con basura—, lo importante es que puedan ser insertados en el mercado.
En esta loca carrera por lo inmediato, por lo aparente, la alfabetidad visual comienza a verse comprometida. ¿Acaso desaparecerá el diseño como proceso mental, partiendo de las herramientas generadoras o modeladoras de cambios positivos y de valor social en el entorno, o su futuro será la superficialidad y la inmediatez?
No hace mucho, en un evento de comunicación visual en la ciudad de Valencia (Venezuela), uno de los ponentes, un destacado y reconocido publicista que ha hecho vida profesional en el país, luego de mostrar una selección de comerciales coordinados por él para la televisión en la agencia publicitaria en la que trabajaba en el momento, dejó en la pantalla como síntesis de su pensamiento lo siguiente: «Más vale un error rápido que un acierto lento». Saquen ustedes sus conclusiones.
Finalmente, cabe preguntarse: ¿serán más importantes entonces los por qué que los cómo? Esperemos que no: la esperanza es lo último que se pierde.

lunes, 13 de octubre de 2008

Suecia: Juniper House






Australia: Permanent Camping






"unité" misionera


LA SCA LLAMA A SALVAR EL EDIFICIO DE SOTO - RIVAROLA EN POSADAS

La Sociedad Central de Arquitectos llama a la defensa del edificio del Hotel de Turismo de Posadas, obra del estudio Soto – Rivarola, una de las obras más representativas e innovadoras en su momento de la arquitectura moderna argentina, realizada por concurso nacional de anteproyectos. En Misiones avanza firmemente un proyecto que va a hacer desaparecer este hotel, hoy una reliquia. El cerco de obra fue colocado y comenzaron obras d demolición menores, pero la comunidad está movilizada e intenta que se preserve el edificio.Se realizó un abrazo al edificio con buena repercusión local. Los posadeños están movilizados, con acciones desde el Colegio de Arquitectos, la Facultad de arquitectura, incluyendo a estudiantes, artistas y ciudadanos.El ICOMOS se expidió solicitando a las autoridades locales y provinciales se revea la situación.

Torafu: casa en Yokohama

Arquitectos: Torafu ( http://www.torafu.com/ )Ubicación: Yokohama, Kanagawa, JapónProyecto: 2007Construcción: 2008Estructura: RCSuperficie sitio: 230m2Superficie construida: 67.35m2Fotografías: Daici Ano

http://www.plataformaarquitectura.cl/2008/10/03/casa-en-kohoku-torafu/
El sitio se ubica en un tranquilo barrio residencial sobre una loma en Yokohama. Las casas vecinas están alineadas y muy cercas unas de otras, y el sitio tiene forma de bandera, con una llegada de 3m de ancho a la calle. Dado que el sitio se orienta hacia el norte, y que la casa vecina hacia el sur tiene 2 pisos y está en un punto más alto del terreno, se hacía casi imposible la entrada de luz desde el sur (hemisferio norte). El cliente, un matrimonio que vive hace un tiempo en el lugar, quería una casa pequeña pero luminosa, de tan solo un piso, para cuando los hijos se independizaran de la pareja.
El techo, con forma de
“picorocos”, permite la entrada de luz a través del vidrio en el extremo de estos tubos, dispuesto de manera tal que evitan la sombra y vistas de los vecinos. Estos tubos se expresan hacia el interior, dónde el interior de los planos plegados separa los espacios interiores.
Al ser una casa de un piso pudimos tener completa libertad sobre la forma de la cubierta. Tomando ventaja de esta libertad, intentamos hacer que el interior y el exterior aparecieran como los dos lados de un mismo objeto.
A pesar de que el área interior principal es de aproximadamente 7.5 x 7.5 metros, tratamos de dar la mayor distancia de separación entre las áreas de comida, guardar ropa y habitar, a través de los pliegues interiores de la cubierta y de la altura de cada espacio. Los pliegues altos conectan espacios, mientras que los pliegues bajos los separan, como por ejemplo entre el dormitorio y el living. En el punto con la mayor altura de piso a cielo se encuentra un objeto macizo de madera, dentro del cual se encuentra la cocina y baño. Sobre este hay una pequeña oficina para el hijo diseñador, una especie de loft. Este y otros espacios están visualmente separados, pero los miembros de la familia pueden sentir la presencia del resto cuando están dentro de la casa.
Decidimos usar concreto armado, y tratamos de hacerlo de la manera más racional. Al darle al techo una estructura de placas plegadas, pudimos lograr un interior sin pilares. Al contrario de la apariencia exterior del concreto, los espacios interiores están pintados de blanco, lo que les da una terminación brillante y homogenea. El piso y los muebles en obra están hechos de madera compuesta con una terminación pintada. Así, los muebles contrastan con los muros blancos y se leen como saliendo del suelo.
El techo no solo permite la entrada de luz y protección del exterior, además permite la separación sutil de los espacios. El brillo y la suavidad de la luz varía de acuerdo a las estaciones del año y la hora del día, lo que hace cambiar las vistas interiores. Las ventanas de los tragaluces se recortan contra el cielo y proyectan los cambios de la naturaleza exterior.



































Fachada Teatro Regio


fachada del Teatro Regio (fuente: http://www.museofotograficosimik.com/).

Casa Partida




ELPAIS.com - Internacional - 10-10-2008
Los procesos de divorcio pueden ser largos y costosos, más aún cuando hay que repartir los bienes adquiridos durante el matrimonio. Para evitar discusiones mayores y acelerar los tiempos, los camboyanos Moeun Rim y su esposa, Nhanh, casados durante más de 40 años, han tomado una decisión rápida y precisa: han serrado literalmente su casa por la mitad.
Según publica la BBC, el señor Rim ha trasladado su nueva vivienda a otro punto de la provincia de Prey Veng (a 90 kilómetros de Phnom Penh) en la que se hallaba la casa familiar.