domingo, 5 de febrero de 2012

Exámenes Éticos

“Los exámenes finales de la Universidad de Wellesley [USA] se rigen bajo un código de honor. Los profesores preparan los cuestionarios para cada curso con antelación y las alumnas [es una universidad para mujeres ...] cuentan con una semana, en el transcurso de la cual pueden hacer el examen cuando gusten. Tan sólo tienen que ir a la oficina de registro, decir el día y la hora de la semana en que quieren hacer la prueba, acudir a un aula especial, recoger el sobre con las preguntas y contestar el examen. Un empleado vigila para que no copien y no se excedan de las dos horas de tiempo que se les permite. Lo del código de honor se refiere a un pacto de silencio: los exámenes de cada curso son iguales, e hipotéticamente nada impide que una alumna que se presente a Ética, por ejemplo, tal que un lunes, diga las preguntas al resto de sus compañeras de la clase, que tienen hasta el viernes para hacer la prueba. Nada lo impide, ya digo, sólo el pacto de honor.

- ¡Qué honor ni qué gaitas! – explica una de mis alumnas, que son de una lucidez pasmosa –. Lo que hace que este sistema funcione es la competitividad. Nadie dice las preguntas así la maten, porque todas quieren obtener la mejor nota.

Y sí, el sistema funciona aterradoramente bien. No hay una sola filtración, ninguna alumna habla, todas recelan. No se puede caer en la debilidad de soplar el examen ni a la mejor amiga; esto es la guerra.”

MONTERO, Rosa, Estampas bostonianas y otros viajes, s.l., Punto de Lectura, 2002