martes, 29 de julio de 2008

TEATRO REGIO

Proyecto: Restauración de Fachada y Puesta en Valor

Comitente: Ministerio de Cultura - C.A.B.A
Asesor en Restauración / Coordinación Proyecto: Arq. Marcelo Fraile


MEMORIA DESCRIPTICA

Su Historia
En el siempre impreciso límite entre los populosos barrios de Chacarita y Colegiales, más precisamente sobre Av. Córdoba 6056, se emplaza el Teatro Regio, atrayente edificio con líneas arquitectónicas inspiradas en el estilo barroco español.
Inaugurado el 24 de mayo de 1929, contaba con un techo corredizo, particularidad que tenían muchas salas construidas en los años '30 y '40, como un medio para paliar las altas temperaturas del verano, cuando no eran todavía conocidos los grandes equipos de aire acondicionado.

El nombre le fue impuesto tras un concurso realizado entre sus destinatarios, los vecinos del barrio, para quienes lo construyó un acaudalado empresario que residía en la zona y deseaba enriquecerla culturalmente. Posteriormente fue adquirido por la empresa Lococo para incorporarlo a su cadena de salas cinematográficas. Años más tarde fue cedido a la Municipalidad.

La Sala cuenta con una platea baja de 439 butacas, una platea alta de 150 localidades y 18 palcos con cuatro ubicaciones cada uno, lo que hace una capacidad total de 661 localidades.

Estado Actual de la Fachada
El paso del tiempo ha dejado huellas profundas en el edificio y sus instalaciones, pese a no tener una edad avanzada.
La diagnosis practicada sobre el edificio permitió identificar a los agentes externos naturales y artificiales responsables del deterioro. Estos factores, incidieron sobre el bien de diferentes y diversas maneras produciendo lesiones superficiales y profundas, perjudicando su aspecto y comprometiendo su estructura resistente.

La superficie total de la fachada presenta un depósito superficial de materiales extraños de diversa naturaleza (ambiente, hollín, guano, etc), de espesor variable y generalmente de escasa cohesión y adherencia al sustrato.

En este contexto y con la intención de devolverle al Teatro Regio el esplendor del que gozara en su momento, se prevé, la restauración de la fachada del edificio.


El proyecto
La obra consiste en la restauración de la fachada del Teatro Regio, incluyendo además la totalidad de las carpinterías metálicas y de madera, los vitraux, acceso, luminarias, marquesina y todos los elementos que hagan a la vista exterior del edificio.
Se incluyen también la provisión y colocación de los artefactos de iluminación de las fachadas, como así también el eventual reacondicionamiento de los existentes y su correspondiente instalación eléctrica.
La propuesta para restitución y adecuación de la fachada del edificio está fundada en la conservación del estilo y valor arquitectónico del mismo, adecuando el grado de confort a los usos actuales, con acento en los costos operativos, esto es aquellos que demandará la utilización plena, confortable, segura y de largo plazo del edificio y sus instalaciones.


domingo, 20 de julio de 2008

LOS PUEBLOS FUNDADOS EN EL NOA DURANTE EL SIGLO XVIII

Por Marcelo Fraile
INTRODUCCION

Uno de los inconvenientes con los que tuvo que luchar el conquistador español, para extender y fundamentalmente para aprovechar el territorio, fue el aborigen; y más precisamente, las incursiones que estos realizaban sobre los poblados españoles, destruyendo todo lo que encontraban a su paso. La ascensión al trono de Carlos III, en 1759, cambiará esta situación dando un nuevo impulso a la presencia española en América. Si bien las nuevas fundaciones tuvieron muchas características en común con otras actuaciones colonizadoras a lo largo de la historia, es en esta época cuando el "Concepto de Colonización" empieza a adquirir un sentido moderno. De la colonización como conquista y ocupación de un territorio para implantar en el una soberanía, se pasa a una acción donde los objetivos políticos-económicos aplicados sobre el territorio adquieren mayor importancia. El siglo XVIII promovió una política de defender poblando y en el área actual del Noroeste Argentino (Tucumán, Salta, Catamarca, Jujuy y Santiago del Estero) esto se materializó en una serie de fundaciones para detener el avance de las tribus nómades de los territorios llanos.

RESEÑA HISTORICA

El aborigen americano, se presentó como un obstáculo a la expansión y avaricia desmedida del conquistador español. Continuas y diversas incursiones en las ciudades fundadas en el Noroeste Argentino, culminaban con el incendio de las mismas y su posterior abandono. Pronto fue evidente la necesidad de defender la frontera Este de la región generando una línea defensiva, que se materializaría con una serie de fuertes establecidos principalmente en el territorio permanentemente amenazada por los indios del área chaqueña, por lo cual se definiría una sucesión de fundaciones sobre las provincias de Salta y Santiago del Estero fundamentalmente.

Así, se establecieron los Fuertes, instalaciones materiales de carácter militar, como un elemento inicial de dominio, dentro de los territorios habitados por los indígenas. Estos fuertes, al establecerse en un lugar manifestaban su dominio sobre el entorno, y a partir de allí se encargarían de irradiar poblando los territorios circundantes a este. Eran construcciones defensivas que se erigían, para poder proteger la tierra. Poseian una protección exterior generalmente de madera de troncos obtenidos de la zona, clavados en la tierra, pudiendo encontrarse en casos muy particulares, de adobe, o como en San Fernando del Rió del Valle, de piedra. Su forma podía ser circular, cuadrada o irregular. Posteriormente influenciados por los tratados de Vauban, se realizaron algunas experiencias aisladas en forma de estrella, aunque estas no fueron demasiadas.
En su interior se ubicaban una serie de residencias multifuncionales y de uso común que servían como barraca para la tropa, cocina, un depósito para almacenar la pólvora y corrales para los animales. En algunos casos podía encontrarse una habitación que servía de capilla.
Sus paredes se realizaban de adobe crudo o cocido, con un espesor variable entre 4 y 2 varas, con techo de media agua de varazón, cañizo y teja o torta de barro.
A veces se cavaba un foso alrededor de la muralla o una zanja que servía como contención a lo largo de la línea de frontera, pero esto no fue muy frecuente en la colonización del Noroeste rgentino. Por encima de la muralla se establecía una serie de elementos a modo de baluartes donde se ubicaban los hombres a fin de resistir un ataque.
En el interior del fuerte se ubicaba el Mangrullo, torreón circular, que sobrepasaba en altura a la muralla, sostenido por cuatro postes en sus esquinas, con una pequeña inclinación hacia el centro a modo de pirámide truncada, cerrándose en la parte superior y techándose para protección?. Para unir los postes se colocaban travesaños en cruz, unidos con tientos y fibras. El Mangrullo tenía como finalidad servir de puesto de vigilancia para prevenir el ataque de los indígenas.
Amilcar Razori, estudioso del urbanismo argentino, realiza una clasificación de las ciudades menores que fueron surgiendo durante el siglo XVIII, detrás de los Fuertes como elementos de consolidación del Territorio. Estas eran las Reducciones, las Encomiendas, las Ciudades Territoriales, las Capillas, las Tierra de Santos, las Postas y los Pueblos de Indios.
Las Reducciones eran asentamientos con una población exclusiva de aborígenes, a cargo espiritualmente de un sacerdote y manteniendo el gobierno temporal de la tribu un cacique. El principio básico consistía en convertir al indio a la religión cristiana. Los aborígenes, se ubicaban en un territorio, prefiriéndose las tierras que ocupaban anteriormente, congregado dentro de un núcleo urbano, rodeados de un área mayor para su sostenimiento. Su economía era de tipo autónoma, manteniéndose con el fruto de su trabajo.
Las Encomiendas fueron poblados en donde se “encomendaba” a un colonizador, un determinado número de indios dentro de un territorio, con el fin de educarlos en la fe cristiana y, a cambio, el encomendero recibía el trabajo de los aborígenes. Fue un sistema de tipo feudal, en el que muchas veces los españoles explotaron a los indígenas. Este tipo de agrupamiento no generó núcleos urbanos permanentes, salvo cuando la encomienda, coincidía con la finca del encomendadero.
Las ciudades Territoriales fueron el tercer tipo de ciudades de colonización española, que surgieron como entes urbanos con una organización política y jurídicamente clara.
El fundador elegía el sitio rodeado de un? extenso recinto rural, donde se ubicaría la futura ciudad, se definían las calles de ronda, se marcaba la plaza de armas, posteriormente se producía la división de los solares entre los vecinos y comenzaba el poblamiento. A este tipo de poblados pertenece San Ramón Nonato de la Nueva Orán, que con el tiempo pasó a llamarse San Ramón de la Nueva Orán.
El cuarto tipo de poblaciones menos importantes que las anteriores, incluye: capillas, tierra de santos, postas y pueblos de indios.
Las capillas, poblaciones menos importantes que las anteriores, surgían de un oratorio doméstico, de una imagen, de una capilla de particulares o de una iglesia construida? por obra de un particular. Este elemento nodal, producirá la concentración de actividades en torno a ella, y a partir de esto nacerá el futuro poblado.
La Tierra de Santos nacía de la voluntad individual de una persona que, motivada por un fin religioso, construía una capilla. Con el paso del tiempo, en torno a ella se producía un agrupamiento espontáneo de actividades, que definiria el poblado. Posteriormente, el particular transfería el dominio de esta superficie territorial, con destino a la creación urbana.
Las Postas formaban un sistema ubicado a lo largo de los caminos, donde el viajero se detenía a cambiar caballos, conseguir agua, etc.
Los Pueblos de Indios eran organizaciones de aborígenes, que se establecían como núcleos, cerca de los pueblos de españoles, dentro del territorio ya pacificado. Su economía era autónoma, no subsistiendo ninguno de estos poblados.

CONCLUSIONES

Pocos de los asentamientos fundados en este período perduraron como tales, siendo los Fuertes los primeros en desaparecer, probablemente debido a la precariedad de su construcción ya que los mismos se construían con materiales de la zona, siendo su vida útil muy corta. Esta precariedad se justifica, si se tiene en cuenta, lo fluctuante de la línea de frontera, de acuerdo a sí estos avanzaban replegando al indio o viceversa, no justificando una construcción más sólida. Eran por ello muy inestables, abandonándose o trasladando su guarnición cuando este se hacía innecesario. Puede encontrarse aun hoy, en la provincia de Salta, las ruinas del Fuerte de San Fernando del Rió del Valle, con una composicion en forma de estrella y una excepción a la regla, con murallas de piedra, hoy abandonado y sin ningún tipo de jurisprudencia que lo proteja.
También desaparecieron las Reducciones, que luego de la expulsión de los Jesuitas en 1767, dejaron muchos de estos poblados sin dirección espiritual, pasando a manos de otras congregaciones religiosas o en el peor de los casos a manos de encomendaderos que explotaron a los indígenas produciendo la extinción del asentamiento.
Otros poblados sufrieron el abandono al quedar lejos de rutas comerciales, incomunicados, o simplemente por deserción de sus habitantes. Posteriormente con la llegada del ferrocarril en el siglo XIX, aquellas ciudades que no se encontraban próximas a su paso desaparecieron también, en tanto que las otras que si lo estaban fruto de un auge económico modificaron su trazado, incluso algunas como El Carmen, en la provincia de Jujuy, fueron refundadas, con un trazado más moderno.

Lamentablemente, hoy en día, se hace difícil intentar reconstruir esta parte de nuestro pasado, que fue prácticamente borrada, quedando sólo pequeñas piezas casi inconexas de ese enorme rompecabezas que fue el siglo XVIII.

Principales Poblados

Casabindo

Linea de Frontera durante el siglo XVIII
Fuerte Estado inicial. Basado en reconstrucción de G. Viñuale

Fuerte Estado Actual - Autor. G. Viñuale.


IMAGINARIO URBANO – PASADO Y PRESENTE

IMAGINARIO URBANO – PASADO Y PRESENTE

Por Arqs. Marcelo Fraile, Susana Ricagno

“Hace miles de años, cuando había escasa provisión de pergaminos, la gente escribía una y otra vez sobre viejos pergaminos, produciendo lo que se llamaba palimpsesto. Había escritos debajo de cada cosa escrita”.

Del mismo modo una ciudad día a día es re-escrita una y otra vez, siendo la arquitectura el instrumento y la expresión de una época traducida en espacios. Ambas como producto cultural del hombre implican un proceso dinámico que ineludiblemente ofrece cambios en la imagen urbana. Mucho más acentuados y desvirtuados en nuestros tiempos donde el “déjà vu” es una inquietante patología de la memoria mediante la cual se permite revivir algún fragmento del pasado caracterizando al sentido común posmoderno.
[1]

Al hablar de imagen hacemos referencia a la representación mental de algo, como la expresión de una idea con la cual se guarda relación.
En una ciudad la imagen esta estrechamente relacionada con su memoria. Entendida esta última, como “la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”
[2].

La memoria es un rasgo principal del hombre, que lo identifica y le imprime carácter e identidad. El hombre, ser único e indisoluble, constituido por cuerpo, mente y espíritu, con características propias que lo diferencian de otros, que le otorgan cualidades y defectos, y como ser individual y social necesita para desarrollarse plenamente mostrar y demostrar su individualidad a la vez que necesita de los otros de su especie para conformar un hábitat humano digno, tanto físico como intelectualmente.
El hombre necesita de la comunidad, nace y vive en ella, tomando una serie de características que le imprimen un sello particular que lo identificara como parte de la misma para el resto de su vida, y del cual nunca podrá renunciar. Del mismo modo este hombre no solo tomara de la comunidad, sino que también en un doble juego, aportara elementos que se transmitirán a las futuras generaciones, estableciendo una comunicación con la ciudad y sus partes, dentro de un sistema de relaciones de imágenes y sensaciones que le permiten construir su memoria y la memoria colectiva. Esta se relaciona estrechamente con “los hechos y acontecimientos a los que en su momento dio cobijo”, “es por esto que los conservamos, como un testigo de algo que deseamos que siga ocurriendo de tal manera o tal vez como recuerdo de algo que preferimos que nunca mas suceda”.
[3]

La memoria presenta un doble carácter de temporalidad y especialidad. Es temporal ya que como vimos, está relacionada estrechamente con el devenir histórico, con el decursar del “tiempo”. La memoria colectiva trasciende nuestra vida humana, sin ella el ser social no posee identidad. A la vez que es espacial, ya que estos hechos requieren de un “lugar”, espacio físico tangible, mensurable, cuantificable para realizarse.

De todas las memorias existentes, la memoria construida o memoria física es la más compleja, conjuga múltiples y diversas situaciones, y es la más difícil de negar ya que está presente en forma material, pese a que la ignoremos, seguirá estando allí en como un mudo testigo de “nuestro diario vivir”. Es por ello que podemos estudiarla, investigarla, vivirla e incluso simplemente solo contemplarla. “La memoria construida encierra en su expresión partes importantes de la historia de las comunidades, de la gente y de sus modos de hacer y de sentir, ya solo por esta razón debería ser mirada con cuidado, respeto y atención”
[4].

El hombre a lo largo del tiempo ha creado espacios - viviendas, templos, palacios, plazas, calles - definiendo de este modo un entorno, con limites claros, demarcando un territorio que le es propio, un espacio arquitectónico y urbano que el domina y dentro del cual se siente protegido. En la ciudades el individuo se reconoce, en ella se identifica, y se vincula con otros como él.
A lo largo de la historia ha buscado estructurar el mundo buscando el equilibrio a fin de sentirse protegido. Para Ortega y Gasset, la cultura es “lo que salva del naufragio vital, o que permite al hombre vivir sin que su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento”. Y es a través de la cultura en donde el hombre encontrara la solución: ”la morada para el hombre”, así utilizara la ciencia, la filosofía y la religión, como herramientas para hacer de este mundo un lugar un poco más humano. Pero este mundo no es un mundo estático, sino que esta en constante transformación, es un organismo vivo y como tal va mutando, cambiando de acuerdo a la época. Ortega y Gasset, un poco mas estricto en sus pensamientos plantea los conceptos de “épocas acumulativas”, en donde existen un equilibrio entre lo propio y lo heredado, y “épocas eliminatorias”, épocas heterogéneas, donde el equilibrio natural se ha roto, debido a tendencias que se le atribuyen a conductas propias de los animales y del hombre con el fin básico de conservar la especie.

Asumir la ciudad como producto cultural de una comunidad, es decir, como beneficio de la relación entre el hombre como hacedor, y de la naturaleza como soporte y condicionante, tomando una inalienable impronta sociocultural propia del “ir construyendo la ciudad” a través de la vida cotidiana social e individual al mismo tiempo, nunca ajena a sus protagonistas, nos permite plantear que en nuestras ciudades existen muchas memorias. Donde se conjugan un constante hacer y rehacer, escribir y re-escribir como decíamos al inicio. Un constante cambio y múltiples transformaciones, sucesos, eventos y acontecimientos rellenan nuestra vida, y es a través de estos que fluye nuestro pasado.

La ciudad supera las formas del espacio físico definido por lo material que la sustenta, al alcanzar un estado que trasciende a lo social en tanto modos y formas de vida y convivencias que la convierten en un espacio social de gran significado. Es por ello que se manifiesta tanto en lo tangible como en lo intangible, en esta última cuestión nos interesa por estar estrechamente vinculada con el concepto de “memoria colectiva”, en donde el hombre, ese ser mortal que busca perdurar en el tiempo, encuentra elementos simbólicos que lo caracterizan e identifican en su ambigua condición, ya mencionada, de ser social y ser individual. La memoria colectiva, va más allá de la vida física del individuo, sin ella este no posee una identidad como ser social y es a través de la misma que se vincula con el pasado de su comunidad, generando una conexión con el presente y proyectándola hacia el futuro.

El sistema de relaciones que el hombre establece con la ciudad y la arquitectura, creando imágenes, formas materiales, recuerdos y sentimientos, mediante una serie de procesos que definirán pautas y modos de comportamientos de los seres humanos, está estrechamente vinculado con su pasado, y del cual pese a negarlo en mucho de los casos no llega a borrarlo.
Es a través de la memoria colectiva con lo que se establece ese dialogo entre pasado y presente, entre las viejas y las nuevas generaciones. John Ruskin decía: “Podemos vivir sin arquitectura: pero no podemos, sin ella, recordar”.

Entender la memoria construida es una tarea compleja, por la diversidad y multiplicidad de situaciones que engloba. La memoria de una sociedad se apoya en el patrimonio caracterizado por la presencia de valores, en la materia como un soporte del mismo. De allí la importancia, de preservar lo que se tiene, ya que lo que se destruye es irrecuperable. Esto justifica todo intento de conservación.

El carácter intangible de una ciudad se manifiesta en la imagen que el hombre, en tanto sociedad, construye a partir de los elementos, materiales e inmateriales, productos de la experiencia acumulada que reflejan cada momento con sus circunstancias. Así se vinculan formas y símbolos creando imágenes particulares como rasgos característicos de cada sociedad. Tratar de conservarlos, es una actitud humana mediante la cual buscamos trascender con ellos, estableciendo un equilibrio con nuestra propia condición. Desde nuestra ótica de arquitectos conservadores creemos que las intervenciones que modifican la imagen de nuestras ciudades, sean cuales sean estas, deben ser regidas por el respeto a la integridad estética, histórica y física, buscando el equilibrio ambiental, la preservación de las imágenes que conforman la memoria colectiva, rescatando la materialización de la identidad y, por sobre todo, pensando desde y para el hombre como hacedor y receptor de ese producto cultural que será incluido en su memoria. Proyectando desde el hoy hacia un futuro, sin negar el pasado.

El estudio de la imagen urbana de las diferentes épocas de nuestras ciudades debe apuntar a interpretar el significado del hacer arquitectura y ciudad correspondiente, para poder proponer desde allí la revitalización de estos sectores y su conservación, evitando se transformen en segmentos impersonales altamente densificados.

El estudio de casos

Tratar de hablar de la imagen que le confiere identidad a las ciudades latinoamericanas, y en especial a las Argentinas nunca fue tarea fácil. Pese a tener un origen común, cada una de ellas, cada región, cada ciudad ha adquirido características que le son propias y que le confieren una identidad particular, con rasgos diferenciados que definen su imagen y le confieren identidad. Sin embargo, cinco siglos después del descubrimiento de América, muchas de estas ciudades no han podido asumir esta realidad como propia. Constantemente mirando hacia el exterior, a lo largo de nuestra historia, siempre buscando participar de la suerte de otros, negando muchas veces la propia imagen mucho mas rica, compleja y, sin lugar a dudas, apropiada.

Las premisas definidas de antemano, en un lugar tan lejano como España, el adelantado debía adaptarlas a las diferentes condicionantes que la naturaleza le presentaba en sus múltiples escenarios. Ciudades con trazado español, fueron poblándose de construcciones levantadas en mas de los casos con técnicas y mano de obra indígena, utilizando los materiales locales. Estos tres factores: españoles, aborígenes y naturaleza van a fundirse conformando la primer imagen de las ciudades en nuestro territorio.

Parados en el hoy, nadie puede negar, que nuestra existencia ha quedado marcada por la fuerza de esta impronta colonizadora, definida en su origen por una estructura que puede distinguirse en sus calles rectas y manzanas cuadrangulares. Ciudades como San Salvador de Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes, Córdoba o Buenos Aires, conservan esos rasgos, que fueron alterándose notoriamente desde mediados de siglo XIX, subscriptos a la inquietante “modernización” de turno y en “favor del progreso”. Estos fueron algunos de los justificativos empleados para, por nombrar algunos, revestir edificios coloniales con fachadas neoclásicas, convertir, a principios del XX, los frentes de líneas italianizantes de las casas chorizos en modernizante “art nouveau” manteniendo por detrás la tipología de patios, permitir que las típicas viviendas de fines del XIX y primera mitad del XX, la popularmente conocida “casa chorizo”, de tradicional origen italiano, con sus fachadas armónicas que reflejaban la calidad de albañiles y constructores, trasmisoras de claros significados, en la mayoría de los casos cargadas de fuerte simbolismo, que le conferían rasgos particulares a sectores de las ciudades hoy se han transformados en una montaña de escombros para dar lugar a edificios de propiedad horizontal en beneficio de la especulación inmobiliaria o a nuevos programas arquitectónicos propios de estos tiempos posmodernos.
Sin pretender entrar en la explicación detallada del estudios de diversos casos, dada la complejidad de las realidades arquitectónicas y urbanas abordadas, solo a modo de referencia, mencionaremos algunos que, a nuestro criterio, son significativos para esta exposición.

Tal es el casos de la Escuela “Ambrosio Olmos” de la ciudad de Córdoba, en donde, a pesar de haber dejado la organización espacial de patios rodeados de galería y locales recintos, mediante la modificación de las relaciones proporcionales de los espacios y la alteración de espacios protagónicos como el hall de entrada y escalera principal, se dio paso a la construcción de un moderno “Shopping”, quedando del primer edificio de enseñaza solo el frontis con el nombre, ya que a pesar del intento de “salvar” la imagen esta se ve modificada en el cambio de las aberturas y el juego de iluminación proyectado.

Arquitecturas descontextualizadas han minado la imágenes de nuestras ciudades, donde su forma, sus alturas, destruyen el entorno compitiendo en la más de los casos con estructuras que no aportan al lugar. No podemos dejar de mencionar el casino de San Luis, donde puede verse en su “moderno” acceso, una copia de la estatua de la libertad y un taxi neoyorquino amarillo cruzado en la entrada. Algo similar sucede con el nuevo casino de la ciudad de Corrientes, en plena avenida costanera, balcón natural de la ciudad sobre el rió, fue levantado este edificio de varios pisos, con acceso en revival de castillo feudal, remarcando su forma con luces de neón y decoración simbólica que pecan en kich, entablando un diálogo irrespetuoso con el entorno.

A este modo de hacer arquitectura, no debemos descartar un poco de la vanidad de los nuevos arquitectos, en donde a fuerza de querer sobresalir, olvidados de las razones históricas del ser de las cosas, ajenos a toda ética y despreocupados de la realidad, no descartan cualquier medio para llegar a tal fin. Todo esta permitido, todo es valido. Cualquier recurso, sea la mitología persa, hindú, o la filosofía del Fen shui, que permita vender justifica la utilización de ellos.

¿Que valor tendrá para las futuras generaciones, la perdida de tal o cual casa residencial de principios del siglo XIX, solo para ahora albergar una fantásticas cocheras de dos pisos?. En donde urbanísticamente solo aportan a la ciudad paredes ciegas.
La especulación produce raros fenómenos urbanos, en donde los altos costos de los terrenos del centro dan lugar en muchas ciudades de nuestro país a soluciones de compromiso, en donde se rescatan solamente las fachadas para luego eliminar todo lo que esta por detrás, como una limpieza de conciencia. Soluciones ambiguas, que se involucran tímida o estruendosamente con la imagen urbana pero que desde la conservación del patrimonio no asumen un compromiso.

La ciudad es un organismo vivo, en constante mutación, y como tal debe ser ordenado a fin de impedir su deterioro, y a partir de este, el deterioro de la calidad de vida de sus ocupantes. Producto de este proceso orgánico son las modificaciones constantemente de la imagen de nuestras ciudades, creamos nuevas memorias, que solo el tiempo y quienes las reciban en herencia podrá determinar su validez. Pero en este complejo juego de recibir y hacer arquitectura, de escribir y re-escribir, somos responsables de la perdida de antiguas memorias, creando las más de las veces “falsas memorias” que no aportan un sentido referente a la verdadera imagen de nuestras ciudades.

San Miguel de Tucumán, a perdido parte de uno de sus barrios mas antiguos, “el Bajo”, barrio de inmigrantes, cercano a la estación de trenes, con sus fachadas de “Petit Hotel”, con sus casas de alquiler, construidas sobre la línea municipal, de alturas y colores armónicos, a dado paso a una sucesión de marquesinas, locales comerciales y vidrieras donde se ofrecen desde zapatillas importadas hasta el electrodoméstico mas insólito.

No podemos dejar de mencionar, la triste situación de las estaciones de ferrocarril, que luego de su abandono por parte del Estado, han quedado en el olvido, deteriorándose, perdiendo parte de una arquitectura muy valiosa de nuestro país. Oscuros motivos políticos proselitistas, condujeron por ejemplo a la refuncionalizacion de la estación del Ferrocarril General Belgrano transformándola en el predio ferial norte. Propuesta urbana que en solo un par de meses dio a luz, y que ahora tristemente funciona un par de días al año. Cambiando la imagen de la ciudad, en un sentido critico.

En la ciudad de Tilcara, Jujuy, ciudad de fuerte tradición histórica, con sus calles y construcciones en las que aun hoy pueden leerse nuestra historia hispánica reconocida en la memoria colectiva, en los últimos años, fruto del turismo, a comenzado a modificar su estructura y su imagen urbana. Ciudad de construcción tradicional de adobe y tejas, a comenzado a cambiar al principio en forma muy tímida, pero en donde ya comienzan a aparecer, adefesios, que contrastan fuertemente con la arquitectura del lugar, sin ningún tipo de respeto por el entorno, galpones de chapa, surgen para alojar bailantas.

Un caso particular es el poblado de Santa Ana de los Guácaras en la provincia de Corrientes, fundado en 1587 como pueblo de indios en donde la Iglesia Católica se ocupada de la organización institucional de las reducciones. Lo atípico de este pueblo es justamente el conservar su imagen urbana formada por las características “manzanas islas”, tipología urbana propia de la zona, resultado de la sucesión de casa de galería o corredor al frente que envuelven la manzana típica de la cuadrícula colonial de la época. Mediante el empleando la tecnología del momento con una particularidad en el uso y definición de los espacios, ya que el privado se conjuga con el público creando un “lugar” de transición con una fuerte carga social, y dando respuesta a cuestiones climáticas, se establece una relacionan proponiendo homogeneidad y continuidad en el trazado y la imagen. A pesara de los distintos “aggiornamienti” que ha sufrido en el trascurso del tiempo, en gran parte el pueblo aún mantiene su imagen y permite hacer una lectura de su pasado.

Durante fines del siglo XIX y principios del XX se dio el crecimiento y desarrollo de los sectores urbanos que rodean el centro de nuestras ciudades coloniales bajo los lineamientos formales del lenguaje arquitectónico de la Europa decimonónica. En aquel momento, esta se conformó como la imagen urbana de importantes fragmentos de nuestras ciudades, destacando la coherencia y armonía entre los lenguajes cargados de simbolismos históricos reinterpretados.
Los modelos de “aggiornamiento” de la ciudad, que en algunos casos se llevaron a la práctica, son propios de la modernidad, generalmente inspirados en el Plan de París de mediados del XIX, actuaron en ciertos procesos como orientadores de crecimiento y en otros como modificadores de sectores o barrios ya establecidos, dando lugar a nuevas instancias urbanas con nuevas arquitecturas y la incorporación del verde como un elemento significativo en la imagen.
[5]

El barrio de “Nueva Córdoba”, planificado a mediados de siglo XIX como barrio residencial por naturaleza, “fue la original propuesta que concilió a la ciudad “compacta” con el parque público, la calle arbolada, el boulevard, la avenida y las casas rodeadas de jardines, que fueron la expresión de esa idea”
[6]. Este barrio, portador de una imagen urbana propia y particular dentro de la ciudad, conformado como una significativa expresión de aquel momento a pasado a ser sinónimo de barrio de estudiantes altamente densificado. Las grandes casonas son continuamente reemplazadas por edificios de departamentos, donde en 25 metros cuadrados el ser humano es condenado a vivir casi en situaciones indignas. “Que importa el confort de las cloacas, la electricidad y otros artilugios si se nace en cubículos que paren placards, se vive en cubículos que parecen celdas y la gente se desplaza por pasillos que machucan los codos y mortifican el alma. Que importa que haya prodigios de técnicas si la especulación ha milimetrado el hábitat a tal punto que es un problema morir...”[7]
“... también la aparición de cafés, pub, gimnasios, etc., han modificado el uso de la calle, los horarios, los comportamientos y, evidentemente, a la relación entre las personas, haciendo difícil la convivencia, sin que ello garantice una ajustada respuesta a las particulares necesidades de los estudiantes.”[8] Desbordando aun la infraestructura existentes, sin que el gobierno pueda encauzar la fuerza de especulación inmobiliaria

En la misma ciudad, un barrio tan tradicional como Alberdi, originalmente barrio de casonas suburbanas en amplios lotes, logra su característica de mítico barrio estudiantil a partir de la instalación del hospital universitario de Clínicas en 1885 e inaugurado en 1915, y la conversión del sector en centro de vida política y social estudiantil. Sus casas intercomunicadas que armaban una verdadera red interna, y daban una imagen compacta han sido el escenario de un modo de vida particular marcado por los estudiantes de medicina, donde convivían gente de mal vivir con estudiantes generalmente de orientación política de izquierda, también sirvió de refugio para artistas e intelectuales perseguidos. Esto derivó en constantes allanamientos desde la década del ’40 que unido a cambios en la vida universitaria de la ciudad con la inauguración de la Ciudad Universitaria, el desplazamiento de la población estudiantil a otros sectores urbanos, y el ensache de la avenida Colón desvirtuaron desde entonces la imagen antes mencionada del mismo.
[9] Maltratada aún más hoy con las nuevas subdivisiones de los lotes, la contaminación visual de las marquesinas que compiten entre sí y generan un límite a partir de los tres metros de altura tapando las partes altas de las fachadas, las pintadas con colores fluor, dando cabida a usos indiferentes de estas viviendas donde pueden alojar desde gimnasios hasta bailantas. Este sector popularmente aceptado como significativo de la ciudad, reconocido como parte de la memoria colectiva, que ofrecían una imagen propia está siendo perdido como patrimonio de los cordobeses, todo es posible si tiene éxito lucrativo, todo esta permitido.

Mencionamos también la situación de la ciudad de Corrientes, cuidad de origen colonial, fundada en 1588 dentro de los lineamientos ya referidos de aquella época. A principios del siglo XX la creación de los espacios verdes recreativos inspirados en los planteos higienistas de la vanguardia europea, dieron lugar a la creación de parques urbano y la revalorización de la costa del río con la construcción de la avenida costanera concluida en la década del ’20. Esta consolidación no alteraba las calidades ambientales y el equilibrio entre lo construido y lo libre, manteniendo amplios centros libres o “pulmones de manzana”. Para la década del ’50 el centro histórico inició, primero lentamente, su proceso de colmatación y trasformación de la imagen urbana. La concentración de actividades (administrativas - judiciales – legislativas –residenciales) y la creación de la Universidad Nacional del Nordeste que establece su sede del Rectorado y algunas facultades en antiguas casa del mismo centro contribuyen a este proceso mencionado. Sin embargo, es recién a partir de la década del ’60 cuando se produce un cambio perceptible en la sociedad y la idea de “progreso” es asociada en forma directa a los edificios en altura, imponiéndose el libre juego económico en contraposición del respeto al pasado
[10]. Luego en el constante hacer y re-hacer de las ciudades se tiran casas para dar lugar a edificios en altura, contenedores de alta densidad que en su afán especulativo priman el mayor rendimiento del valor del suelo en detrimento de las calidades de vida, y la imagen urbana se transforma aceleradamente dejando atrás un perfil homogéneo que mantenía una relación de concordancia con el paisaje heredado.

Producto de la misma especulación inmobiliaria y del “escribir y re-escribir” la ciudad es el cambio de imagen que sufre uno de los primeros conjuntos habitacionales para obreros, originalmente localizados en los bordes de la ciudad hoy incorporados totalmente a la trama urbana, el barrio “Yapeyú”. Este ofrecía viviendas de perímetro libre, de una sola planta, con buena calidad tecnológica, que se caracterizaba por la baja densidad. La imagen del barrio era particular ya que el lenguaje de chalet tipo californiano, sello de gran parte de la arquitectura del gobierno de Perón, le sirvió de impronta.

No pretendemos sostener la idea de un congelamiento del pasado que hemos recibimos como herencia y que forma parte de esa “memoria colectiva” a la que hacíamos referencia, sino por el contrario, tomar de él aquellos rasgos que nos identifican como seres participantes de una sociedad, con características comunes, y a partir de allí transmitirlos a las generaciones venideras.

Dado el carácter vital de la ciudad el cambio de imagen se trata de un proceso permanente, a lo largo del cual se dejan perder memorias, se incorporan nuevas y aun se llegan a crear otras falsas. Dentro del mismo caos que puede ser el crecimiento informe de nuestras ciudades, la mayoría de las veces carentes de planes reguladores apropiados, surgen propuestas que podemos encuadrarlas de generadoras de nuevas memorias positivas que destruyen otras menos favorables. Es decir que no todo es malo en lo que respecta a las intervenciones que redefinen la imagen urbana de las ciudades argentinas en los últimos años.

Tal es el caso de “Puerto Madero”, una zona fuertemente deteriorada, abandonada, hacia la que la ciudad se negaba, ha cobrado fruto de una intervención de fuerte carácter urbano en arquitectura de tipo utilitario existente, una vida mas dinámica generando toda una serie de cambios en lo que respecta a la calidad de vida de la gente, y recuperando la apertura de la ciudad hacia el río y modificando positivamente la imagen de ese sector con la incorporación de nueva arquitectura, más allá de las particularidades de cada caso.

También se puede hablar de la recuperación y sistematización del río Suquía en la ciudad de Córdoba, cuando a partir de 1984 el municipio inicia las obras, hecho que fue revirtiendo los daños que desde principios de siglo este elemento natural sufría a causa del desarrollo industrial sin control de impacto ambiental y el crecimiento urbano sin regulación. La triste y desvalorizada imagen del río fue revertida en gran parte con las intervenciones realizadas a partir de la costanera.

A modo de cierre

La ciudad forma parte de la memoria colectiva de los individuos, y como tal se liga a los hechos que da cabida y al espacio en el cual se desarrollan, irá cambiando con el correr del tiempo, mutándose en algunos casos, negándose en otros y reafirmándose en los menos. Así, se fueron eliminando, las memorias urbanas de los pobladores, ordenándose en espacios indiferentes para ellos. Perdiendo su carácter. Tal como lo define Marina Waisman, para el caso de América Latina y puntualmente en nuestro país, los símbolos nunca fueron elaborados por las masas, sino por los grandes grupos de decisión, grupos que irán mutando con el tiempo, modificando sus intereses, cambiando sus objetivos.
Hoy en día, serán las multinacionales que con la bandera de la globalización integraran, iconos y símbolos que rompen la esencia del lugar desvirtuando o borrando la imagen que identifica a un pueblo. Es así que en pro de la globalización hemos creado ciudades borrando su memoria con los “no lugares” donde la imagen de la memoria colectiva y los valores de la sociedad muchas veces se han perdido para siempre.

No somos adeptos a la idea de quedar detenidos en determinado momento histórico ni negamos la renovación de la imagen urbana en sí, actitud esta última propia de nuestra cultura y del proceso orgánico de las ciudades, sino que pretendemos, desde nuestra formación de arquitectos conservadores y en consecuencia nuestra forma de ver y entender el mundo, que se respeten los valores de nuestro patrimonio y se mantenga el equilibrio y las características de la imagen de las distintas zonas urbanas de nuestras ciudades.

La postura frente a esta realidad en que rechazamos la importancia de la densificación producto del beneficios de una mayor rentabilidad sobre las cuestiones de dignidad de habitabilidad, en las que el factor preponderante es el hombre y el hacer arquitectura sobre el beneficio económico, dejan traslucir una postura existencial de la realidad urbana opuesta a la interpretación especulativa de economistas y planificadores.

Expresiones temporales y arquitectura importada conviven con propuestas meritorias que están formando la imagen de nuestras ciudades y se constituyen en la memoria colectiva que transferirá al futuro esta generación. Desde el momento de considerar a la ciudad como proceso aceptamos el cambio y las transformaciones en los modos de vivir y hacer arquitectura, pero la velocidad y amplificación de estos conviven improvisadamente y en discordancia formando la nueva imagen urbana.

No debemos olvidar que somos responsables de la imagen de nuestras ciudades, y que esta serán heredada por nuestros hijos, tratemos de dejarles algo digno, para que nos recuerden con orgullo.
Es un verdadero desafío para los profesionales de hoy intervenir en la imagen de las ciudades, ya sea sobre lo existente, lo cual desde nuestra óptica significa proponer el rescate de la arquitectura que tenemos, ya que esta no solo es parte de nuestro patrimonio arquitectónico sino que forman parte de la herencia cultural de los inmigrantes que nos legaron sus modos de vida y gestaron el crecimiento de nuestro país; o bien hacer nueva arquitectura, para lo cual el hacedor debe proponer nuevos lenguajes que deben evitar caer en la adopción de modelos ajenos que no hacen a la imagen propia de nuestras ciudades y llevan a la pérdida de la identidad de los grupos sociales.

Bibliografía

· DEL ACEBO IBÁÑEZ, Enrique. “Sociología del Arraigo (Una lectura crítica de la Teoría de la Ciudad), Editorial Claridad. Buenos Aires, Argentina, 1996.
· CASSIRER, Ernst. “Antropología filosófica. Introducción a una filosofía de la cultura”. Eugenio Ímaz, México, Fondo de la Cultura Mexicana. 1º edición 1944 – 17º reimpresión 1997.
· FERRATER MORA, José. “Diccionario de Filosofía”. Tomo I, II, III y IV, Ediciones Ariel Referencia, 1994
· FILLOY, Juan. “Esto fui (memorias de la infancia)”, Editorial Lerner. Córdoba, Argentina, 1994
· GORDILLO de GARCÍA ASTRADA, Susana. “Génesis y Valor del Patrimonio Cultural”
· GNEMMI, Horacio. “Puntos de vista sobre la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano”. Primera edición. Ediciones EUDECOR SRL. Córdoba, Argentina, 1997.
· HEIDEGGER, Martín. “Textos de construir, habitar, pensar”. Editorial: Alción. Córdoba, Argentina, 1997.
· ORTEGA Y GASSET, José. “La Rebelión de las masas”. Editorial Alianza. 1999
· REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. “Diccionario de la Lengua Española”. Vigésima segunda edición. Editorial Sspasa Calpe, S. A. Madrid, España, 2001
· SÁNCHEZ NEGRETE, Ángela. “Evaluación y Balance de las Medidas para la protección del Centro Histórico de Corrientes” en: “El Patrimonio de las Ciudades- Experiencias y Posibilidades de la Preservación del Patrimonio Urbano en la Argentina 1980-1990”- Compiladores: TORRENT, Horacio; HEREDIA, Elina. Ed: CURDIUR. Rosario, Argentina, 1992
· VIRNO, Paolo. “El recuerdo del presente: ensayo sobre el tiempo histórico”. 1ªed. Editorial: Piados – Buenos Aires, Argentina, 2003.
· WAISMAN, Marina. “La ciudad y sus memorias”. En: “Notas desde el sur 3”. Ediciones Fundar. Córdoba, Argentina, 1994.
· WAISMAN, Marina; BUSTAMANTE, Juana; CEVALLOS, Gustavo. “Córdoba: guía de arquitectura: 15 recorridos por la ciudad”. Ed. Municipalidad de la Ciudad de Córdoba; Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, España, 1996.

· REVISTA DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE FILOSOFIA. Año II, Nº2 , Córdoba, 1982.


[1] VIRNO, Paolo. “El recuerdo del presente: ensayo sobre el tiempo histórico”. 1ªed. Editorial: Piados – Buenos Aires, Argentina, 2003.
[2] REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. “Diccionario de la Lengua Española”. Vigésima segunda edición. Editorial Sspasa Calpe, S. A. Madrid, España, 2001
[3] GNEMMI, Horacio. “Puntos de vista sobre la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano”. Primera edición. Ediciones EUDECOR SRL. Córdoba, Argentina, 1997.
[4] GNEMMI, Horacio. “La memoria construida y el desafío de su conservación”.
[5] GNEMMI, Horacio. “Puntos de vista sobre la conservación del patrimonio arquitectónico y urbano”. Op. Cit.
[6] GALLO de CASTELLO, Olga y LERÍN, Felicitas. Notas para la ponencia “Los lugares del habitar y el estudiar”, presentada en la V Conferencia Internacional sobre Conservación de centros históricos y patrimonio Edificado Iberoamericano, organizada por el Consejo Académico Iberoamericano y la Universidad de Alcalá. Alcalá de Henares, España, julio de 1993.
[7] FILLOY, Juan. “Esto fui (memorias de la infancia)”, Editorial Lerner. Córdoba, Argentina, 1994.
[8] GALLO de CASTELLO, Olga y L LERÍN, Felicitas. Op. Cit.
[9] WAISMAN, Marina; BUSTAMANTE, Juana; CEVALLOS, Gustavo. “Córdoba: guía de arquitectura: 15 recorridos por la ciudad”. Ed. Municipalidad de la Ciudad de Córdoba; Sevilla: Consejería de Obras Públicas y Transportes. Sevilla, España, 1996.
[10] SÁNCHEZ NEGRETE, Ángela. “Evaluación y Balance de las Medidas para la protección del Centro Histórico de Corrientes” en: “El Patrimonio de las Ciudades- Experiencias y Posibilidades de la Preservación del Patrimonio Urbano en la Argentina 1980-1990”- Compiladores: TORRENT, Horacio; HEREDIA, Elina. Ed: CURDIUR. Rosario, Argentina, 1992.

SACRISTE EL MAESTRO

Eduardo Sacriste, el Maestro
Por Marcelo
Conocí a Eduardo Sacriste una fría mañana de sábado de 1992. En ese momento cursaba segundo año de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, y para ser muy franco, no había entendido bien la genialidad del maestro, solo creía que era una persona especial que sabia mucho de arquitectura y de la cual uno podía aprender.

Un día leyendo un artículo suyo en un periódico, este mencionaba brevemente la calle donde tenia su estudio, en ese momento, movido por una profunda curiosidad, matizada de ingenua valentía, tome la decisión de conocerlo.
Me atendió el portero del edificio que me indico con indiferencia que piso tocar. Luego de llamar a su comunicador, una voz natural me dijo que subiera, que el maestro aceptada recibirme.
Al abrir la puerta, una persona mayor, apoyada en un bastón se presento ante mí, la visión parecía mágica, para mi el instante fue eterno, no se si fueron segundos o minutos. Me estrecho la mano y me invito a pasar a la sala de su estudio, indicándome que me sentara en una silla ubicada al costado de su tablero.
Luego de una larga charla, acompañada de preguntas, enseñanzas y pruebas de diseño, ya formaba parte de sus alumnos particulares.

De edad avanzada, había encontrado el modo de burlar a su retiro y continuar ejerciendo la docencia, esa profesión que tanto amaba y que ni la vejez ni la enfermedad le impedía que la ejerciera.
Para mi fortuna, pase a integrar el grupo de estudiantes de arquitectura de diversas edades y niveles, que asistíamos a su estudio-casa, para aprender sus enseñanzas.
El con su sabiduría, y con una disciplina de hierro, nos enseñaba constantemente y nos ponía a prueba con ejercicios de diseño, preguntas complejas sobre las medidas de las cosas, o la composición geométrica de tal o cual espacio.
Mas de una vez tuve que bajar a la calle, cinta métrica en mano a medir tal o cual objeto, para poder usarlo en un proyecto o para contestar algunas de sus múltiples preguntas.
Aun hoy sus recuerdos y consejos, siguen vigentes como ayer.
Para el maestro mi más profunda gratitud.

Alguno de los alumnos del Maestro (Vicky, Marcelo, Sacriste, Claudia).

Algunos de sus consejos:
- El dibujo es un medio no un fin (dibujo a mano alzada).
- Dibujar todo en una sola lamina.
- Medir y dibujar todo.
- Si se dibuja un volumen este debe ir sombreado.
- Dibujar a mano alzada.
- Representar con propiedad cada plano.
- Es importante no depender de los escalimetros para que se agilice el sentido de las proporciones. Somos arquitectos no dibujantes.
- No utilizar la regla “T” porque esta nos encasilla en dos direcciones, si utilizamos escuadras somos libres.
- Acostumbrarnos a observar planos, mirarlos, analizar tipos de materiales, espacios y recién leer de que se trata. Se agiliza la comprensión.
- Los planos deben reflejar claramente cual es lo techado y cual el piso exterior.
- Es muy difícil llegar a hacer cosas sencillas.
- Conocer la sencillez y eficacia de la arquitectura de cada región, conocer las condiciones climáticas (ej. Rancho Santiagueño, una solución pragmática al problema del calor).
- Para enseñar hay que hacerlo con malos ejemplos.
- Hay dos tipos de maquetas, las rápidas (de estudio) se modifican y se corrigen y las costosas (que se muestran al cliente).
- El árbol es un compañero de la casa.
- La cocina debe tener forma de “u” y estar al margen de la circulación, en lo posible debe mirar a la calle, como el garaje al frente de la casa.
- Conocer a la gente.
- Sacar foto de los edificios.
- Los armarios son elementos imprescindibles dentro de una casa. Estos tienen una puerta, que es el elemento de cierre de un hueco, que deben abrir hacia a afuera por razones de espacio (porque al abrir hacia fuera siempre estará cerrada y porque si se abriera al revés y se cayera algo no se podría abrir la puerta). Estos deben tener un pequeño umbral de aproximadamente 2.5 cm de altura.

Ejercicio donde se utiliza la relaciona Áurea, para diseñar una puerta.

Ejercicio de una vivienda unifamiliar en un lote de 3,5 m de frente

BIOGRAFIA

Eduardo Sacriste, nació en la ciudad de Buenos Aires en 1905.
En 1932 se recibió de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires.
En 1942 obtiene una beca de la Comisión Nacional de Cultura, para completar sus estudios en los Estados Unidos.

Entre 1945 y 1960, fue en varias ocasiones director del Instituto de Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Tucumán, Vice-Decano de la Facultad de Ingeniería y Decano de la de Arquitectura.

Dictó diversos cursos y conferencias en diversas universidades: Buenos Aires, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Tulane (Estados Unidos), Bengal Engineering College de Calcuta (India), MIT, Harvard y North Dakota (Estados Unidos), London Polytechnic, Valle de Calí (Colombia), Waseda (Japón), Perú, Paraguay, Canadá, etc.

Entre sus obras mas importantes se encuentran: el edificio Kraft (Buenos Aires, 1937-1939), en colaboración con el arquitecto Rogelio Di Paola; la escuela primaria de Barrio Jardín (San Miguel de Tucumán, 1946-1947), con el arquitecto Horacio Caminos; el Hospital del Niño Jesús (San Miguel de Tucumán, 1947-1958); la Mutual Provincial Antituberculosa (San Miguel de Tucumán, 1947-1948), con Horacio Caminos; el Instituto de Maternidad y Ginecología (San Miguel de Tucumán, 1958-1960), con el arquitecto Óscar Fernández Sabaté, y el edificio El Comercio del Norte (San Miguel de Tucumán, 1970-1971), con el arquitecto Fernando Chávez.

Entre sus escritos se encuentran: Huellas de Edificios, ¿Qué es la casa?, Charlas a principiantes, Charlas a docentes, Viviendas con bóvedas, Usonia, y cientos de artículos en diarios y revistas.

Entre diversos honores y doctorados de varias Instituciones se destacan: Miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes (1976) y el premio del Fondo Nacional de las Artes (1984).

Falleció en Tucumán en 1999.

domingo, 13 de julio de 2008

Hospital Garrahan (Reciclado de tapitas de plástico)

Hospital Garrahan (Reciclado de tapitas de plástico)

un plano de la catedral de Sevilla


Cada gran templo tiene secretos guardados dentro o fuera de sus muros. La catedral de Sevilla, también. En su caso, se trata del plano prácticamente a escala más antiguo de su planta. La guía mediante la que los arquitectos fueron tramando las líneas de la iglesia gótica más grande de la cristiandad, aquella por la que el mundo debía tomar a sus impulsores por locos, acaba de aparecer lejos de su archivo, concretamente en el convento de Bidaurreta (Guipúzcoa).
Dos investigadores, Begoña Alonso Ruiz, especialista en arte tardogótico de la Universidad de Cantabria, y Alfonso Jiménez Martín, maestro mayor de la catedral sevillana, lo acaban de identificar. Hasta ahora, el plano de planta completa más antiguo del templo se hallaba en la galería de los Uffizi, en Florencia. Un trazado de Giorgio Vasari, el Joven, que servía como referencia histórica y databa de alrededor de 1604. Pero el descubrimiento de estos dos estudiosos es bastante anterior. De mitad del siglo XV, obra de algunos de los maestros que concibieron la catedral -Juan Normán o Juan de Hoces, su yerno, o Alonso Rodríguez, que trabajaron en ella después del maestre Ysanbarte o el maestre Carlín-, aportará claves novedosas a la historia de la catedral y de la arquitectura española. "Se trata del plano más antiguo de este lugar. No tenemos duda. Pero es que hay más. Puede tratarse del plano a escala más antiguo que exista de un edificio así en España", comenta Begoña Alonso.
Todavía, ambos investigadores andan tomando medida a las dimensiones de su descubrimiento. Su afirmación puede sonar extraña, pero lo cierto es que no siempre han existido delineantes. Hubo un tiempo en que los arquitectos, por norma, no sabían dibujar. "Trazaban los templos a tamaño real, con cuerdas y estacas mediante las que señalaban el lugar exacto de cada piedra", comenta Alonso. Por eso, un plano a escala, era una rareza, una técnica al alcance sólo de algunos visionarios. "Eran muy pocos los que dibujaban a escala, por eso el gótico fue revolucionario también. No sólo por las formas artísticas, además empezaron a aplicarse estos métodos", señala Alonso. De hecho, el primer plano de catedrales que se conoce en Europa es el de la Torre de Colonia, que se hizo antes de 1308 y en España, el dibujo de una catedral más antiguo es el de la fachada de la de Barcelona (1408). "Pero planos de planta tan antiguos, hasta el momento, no se conocían", asegura la estudiosa de la Universidad de Cantabria.
El misterio del hallazgo no deja de intrigar a sus propios descubridores. ¿Qué hacía el plano de la catedral gótica más grande del mundo en un convento perdido del País Vasco, en la otra punta de España? "De eso no estamos seguros. Es lo que tratamos de averiguar ahora", afirma Alonso. Al parecer, todo comienza con un terremoto. El de Carmona. Se produjo en 1504 y resquebrajó el pilar que sujetaba el cimborrio de la catedral hasta hacer que se desmoronara en diciembre de 1511.
Entonces, el cabildo de Sevilla convocó a todos los grandes arquitectos del momento para que aportaran soluciones al desastre. Fue un duro golpe para un templo que había marcado récords impropios de la época. Como edificio gótico, comenzaron su construcción en 1433. En 1478 vivió una inauguración parcial con el bautizo del infante don Juan, el único hijo varón de los Reyes Católicos, y en 1506 quedó terminada oficialmente, según ha contado Alfonso Jiménez.
Así, a principios del siglo XVI, se presentó con su salón gótico, sin contar las capillas, de 110 metros de largo por 58 de ancho; con sus 6.380 metros cuadrados de dimensión, dispuestos para acoger, apretadas, eso sí, más de 17.000 almas. Después, sólo ha sido superado en dimensiones por dos templos: San Pedro del Vaticano y San Pablo, en Londres.
El rastro del plano, sin embargo, está unido a la caída del cimborrio. "Fernando el Católico y su hija Juana la Loca convocaron a los grandes arquitectos. Por allí pasaron Juan de Álava, Juan de Badajoz, Juan de Ruesga...". Pero no son los únicos que tienen que ver con el asunto. Anda mandando mucho en la corte también un hombre importante en época: Don Juan López de Lazarraga, testamentario de la reina Isabel, contador de la corona de Castilla y de la Orden de Santiago. Un noble poderoso. "En 1500, este hombre fundamental en la corte había sido el encargado de montar las Cortes en la catedral de Sevilla", apunta Begoña Alonso.
Fue él quien, según estos investigadores, acabaría llevando el plano a Bidaurreta, donde en 1510 impulsó la construcción del convento, el lugar donde quería ser enterrado junto a su familia. Los arquitectos Juan de Ruesga y Pedro Malpaso lo diseñaron. El rastro del primero, precisamente, dio lugar al descubrimiento del plano. Un trabajo de investigación sobre el maestro de cantería, como eran denominados los arquitectos de antaño, llevó a Alonso hasta el documento. Jiménez -"el hombre que más sabe de la catedral de Sevilla", dice Alonso- tuvo que verificarlo con ella. Son esas casualidades sin precio que premian la soledad de los rastreadores de legajos y papeles.
En el pequeño archivo del convento de Bidaurreta descansaba ese plano desde hace 500 años: un pliego completo y sin recortar de 46 por 55 centímetros donde caben las 20 capillas y cinco naves con 32 pilares extensos unidos a estribos y pilastras. La guía del templo gótico más grande del mundo escondida y sólo al alcance de los eruditos que habían de identificarlo cinco siglos después. Nadie, ni las propias monjas, eran conscientes de ser custodias de un tesoro semejante: la impresionante anatomía desnuda de la catedral de Sevilla.

¡Juega una hora al día!

OPINIÓN ¡Juega una hora al día! ELVIRA LINDO
DOMINGO - 13-07-2008



Aquí, en mi barrio, lejos del Manhattan turístico, pijo y cool, los vecinos dan un paseíllo nocturno y se sientan a la fresca. Hay imágenes que te devuelven a un mundo antiguo, como ver a Jimmy, un negro cincuentón, sentado a la puerta de uno de los pequeños edificios de la calle. Jimmy es el sereno y controla el mundo desde su silla de plástico. Un poco más allá, al calor de una tienda de licores, un grupo de cubanos viejos, vestidos como si estuvieran a punto de entrar en el Tropicana, se sientan en corro para discutir de Castro o de Pérez Prado. Cuando pasas delante de ellos te saludan llevándose la mano ligeramente al ala del sombrero. Una vez entras en Broadway, que en esta parte de la ciudad tiene un aire furiosamente popular, lleno de ferreterías y supermercados coreanos, ves a esas parejas entradas en años que desde tiempos inmemoriables, en España o en China, salen a dar su vueltecilla a esas horas en las que el calor no muerde. Aunque vayan vestidos como indios de la India o como el típico matrimonio judío, la actitud es siempre la misma: una especie de relajo vital, de paseo con su poco de charla y su mucho de ensoñación. Nos reíamos pensando que poco a poco nos iremos convirtiendo en una de esas parejas, rebajaremos el ritmo de nuestros pasos y entraremos en la edad más despreciada de esta isla, la vejez. Al neoyorquino joven y en la cresta de sus ambiciones le gustaría eliminar de la acera todas aquellas franjas de edad que caminan lento; mandar los viejos a Florida, los tullidos a Harlem, los niños a los suburbios. Por eso, nosotros, inevitablemente mediterráneos, contemplamos la otra noche con emoción a dos niños chinos que jugaban a las puertas de una lavandería con unos muñecos que parecían indios, animando su juego con los mismos sonidos de tebeo que hacían los niños antiguos. La escena nos recordó, y hablo en plural porque fue una noche de paseo y evocación, aquel libro de fotografías de Helen Levitt que, bajo el título En la calle. Dibujos de tiza y mensajes, recoge las imágenes que la neoyorquina tomó de los grafitis infantiles de 1938 a 1948: monigotes en los postes, corazones en las puertas, rayuelas en el suelo. Toda una poesía del pasado vista por los ojos de una mujer que intuyó que en esos trazos se escondía la fórmula de la fugacidad. Ya no hay niños en las calles. En muchas ciudades españolas, tampoco. En parte, por la inseguridad, pero también hay que agradecerle este fracaso a arquitectos, políticos, urbanistas, etcétera, que llevan años olvidando que parte esencial de la formación del niño está en la calle. Hay ciudades enteras que ya están echadas a perder; en Estados Unidos, casi todas. Y el modelo entusiasma, porque ahí está Pekín, destruyéndose a sí mismo para recibir a las visitas. Pero afirmar que este modelo de vida está condenado a fracasar por el insoportable gasto energético que supone y por la mierda de relaciones humanas que facilita, aún está mal visto. Con respecto a la vida de los niños, que están agilipollados de tanto estar en casa o en actividades extraescolares, hay voces de alarma. Débiles, pero significativas. El Ayuntamiento de Nueva York ha llenado la ciudad con carteles en los que se ve al genial monstruo Shrek diciendo: "¡Juega una hora al día!". ¿No es increíble? Hace menos de cincuenta años, las madres se desgañitaban llamando por la ventana a sus hijos para que subieran a cenar. En esa adicción a las pantallas no hay clases sociales, es más fácil que en la casa del pobre entre un ordenador que un libro. Así es. Pero muchos intelectuales, temerosos como siempre de ofrecer una imagen obsoleta, cantan las excelencias del ordenador, como en los cincuenta hicieron con el coche, sin permitir que se le ponga ninguna pega. Los políticos también se apuntan a la celebración. Esta semana, Rodríguez Ibarra, en este mismo periódico, hacía un canto a Internet; escribía en un tono tan arrebatado de "ese pozo sin fondo de sabiduría" que más bien parecía el discurso que el escritor local hace sobre su patria chica. Nos retaba, a padres y educadores, a no perder el tren informático. La pregunta es: ¿quién se lo está perdiendo? Afirmaba algo aún más singular: si los niños viven fuera de la escuela en un mundo digital, ¿por qué obligarles a un mundo obsoleto cuando están en ella?, ¿por qué la vieja pedagogía, decía, desprecia lo nuevo? Ay, ay, yo diría que lo nuevo ya es viejo, tan viejo que hay personas alarmadas por la cantidad de horas que un niño pasa frente al ordenador. Me atrevería a afirmar que el niño necesita algo más sencillo para entender el mundo: la voz humana del profesor; la necesidad de educar el sentido crítico, de expresarse, de buscar información en una biblioteca, de subrayar líneas de un libro, de escribir a mano, de leer en voz alta. Yo diría que, más que obsoleto, saber mirar a los ojos de un adulto que te instruye, en vez de a una pantalla, es algo revolucionario.
Las madres del mundo han dejado de llamar a sus hijos por la ventana. Ahora se asoman con precaución a ese cuarto donde el niño parece hipnotizado por ese pozo que, en sus manos, más que de sabiduría es de burricie. Y ya se sabe que los burros, si se rebotan, muerden.

Rascacielos vivo en Dubai

Rascacielos vivo en Dubai
El proyecto de una torre giratoria con pisos prefabricados en permanente movimiento, última 'locura' de la arquitectura sin fronteras que tiene su paraíso en el golfo PérsicoJOSEBA ELOLA DOMINGO - 13-07-2008


La visión le impresionó. Fue hace tres años y medio, poco antes de navidades. El arquitecto David Fisher disfrutaba de un atardecer en la impresionante terraza de un amigo suyo, en la Olimpic Tower de Nueva York. "¿Te das cuenta?", le dijo el amigo, "nadie tiene una vista como la mía en Nueva York". Su privilegiada orientación permitía ver los dos ríos que flanquean la península de Manhattan: el East y el Hudson. Fue entonces cuando Fisher se iluminó y se hizo la siguiente pregunta: ¿y si hiciéramos rotar este apartamento?, ¿qué pasaría si hiciéramos que en un edificio cada piso rotara a una velocidad distinta, con una aceleración distinta, en momentos distintos? El resultado es el proyecto que presentó el pasado 24 de junio en Nueva York, la Rotating Tower, una torre viva que sueña con convertirse en icono de la ciudad de las locuras arquitectónicas.
Una torre de 80 pisos en movimiento. Cada piso rotando a su ritmo, de modo que el edificio nunca presenta el mismo aspecto. Un cono central del que se van colgando apartamentos de lujo previamente fabricados en Bari. Son los presupuestos fundamentales de los que parte Fisher, de 59 años, un experto en estructuras prefabricadas que, con ese apellido que tiene, se declara cien por cien italiano. El que alquile un piso en su torre no notará el movimiento bajo sus pies, pero sí verá cómo el paisaje va cambiando a lo largo del día. "Cambiará nuestra percepción del tiempo. Es como cuando ves un atardecer en el Mediterráneo: atrapas el sentido de que el tiempo pasa sin necesidad de mirar el reloj", cuenta por teléfono desde su laboratorio florentino este hombre conocido hasta ahora por el diseño de baños de mármol inteligentes.
El edificio genera una parte de la energía que requiere por medio de su propia rotación y de la captación de energía del viento, según se explica en el proyecto. Un elemento que a Fisher y a los que le respaldan -una sociedad creada ex profeso para el proyecto, Rotating Tower Dubai Development- les permite poner la etiqueta de verde al proyecto. Fisher asegura que su torre rotatoria será realidad en 2010. Que tras la presentación en Nueva York han recibido peticiones de Estados Unidos, Brasil e incluso España, y ya tienen más clientes que apartamentos. Sin embargo, no desvela la cifra de clientes ni quedan del todo claros los detalles financieros de la operación. Es lo que se lleva hoy día: se hace una presentación-flash, una pequeña inversión de partida, y se espera a que la brillantez de la idea arrastre a las fuerzas políticas y financieras. Algo muy habitual en todo el mundo y a lo que estamos menos acostumbrados en España, como explica el arquitecto Miguel Ruano, especializado en proyectos a gran escala, y que prepara un libro sobre Dubai. "Si en algún sitio se puede hacer un proyecto así es precisamente en Dubai, donde nada es imposible", comenta Ruano, que viene trabajando en el emirato desde 2000. "Es posible que se construya, o que sea una puesta en escena. Pero en Dubai, cada vez hay que ser más serio, te la juegas: si les haces quedar mal, ya no puedes volver a poner en marcha un proyecto".
El objetivo de Fisher y los suyos es muy ambicioso: convertir su torre en el próximo icono de la ciudad. Lo tienen difícil. Ya está en fase de construcción Burj Dubai, la que será la estructura más grande jamás construida por el hombre (ya han llegado a los 811 metros de altura).
La torre giratoria pretende abrir una nueva era en la arquitectura, incorporando el dinamismo a los edificios, dicen sus promotores. Veinte pisos para oficinas, 15 para un hotel, 35 con pisos de lujo y, los 10 últimos, chalés. En una primera fase, confiesa Fisher, los clientes sólo podrán ser ricos: el metro cuadrado costará 20.000 euros. Pero el arquitecto italiano confía en que su idea prospere, se popularice y acabe siendo asequible para "la gente corriente". Asegura que se hará otra torre giratoria en Moscú, en 2011. Y sueña con que le sigan Londres, Nueva York y, en un futuro, dice, Madrid.

lunes, 7 de julio de 2008

¿Hacia dónde corre el arte?


Una 'performance' con 50 atletas en la Tate Britain reabre el debate sobre los límites de la creación - El autor, Martin Creed, ganó el Premio Turner en 2001PATRICIA TUBELLA - Londres
EL PAÍS - Cultura - 02-07-2008
Que una institución venerable como la Tate Britain londinense conmine a sus visitantes a "abstenerse de correr y de obstruir los pasillos por motivos de seguridad" sorprende, pero la exposición que ha propiciado esta orden va más allá: remueve los pilares del arte conceptual.
La galería Duveen -86 metros de longitud flanqueados por esculturas neoclásicas- se convertirá durante los próximos cuatro meses en la pista de carreras de un grupo de velocistas amateurs, que van relevándose en intervalos de 30 segundos. "Si se piensa sobre la muerte como estar completamente quieto, entonces el mayor movimiento posible, correr, es lo contrario a la muerte y un signo de vida", ha declarado Martin Creed, autor de la propuesta, titulada Work No 850. La exhibición, como era previsible, ha dividido a los expertos. Adrian Searle, en The Guardian, saludó la "explosión de vitalidad", y Rachel Campbell-Johntson, crítica de arte de The Times, el "elogio de la anatomía humana". Pero hay disensiones.
Algunos consideran la exhibición una simpática tomadura de pelo, amén de recordar que uno de sus patrocinadores es una conocida marca de ropa deportiva (Puma). "Creed alega que siempre le ha gustado ver correr a la gente. Pues bien, a algunas personas les encanta contemplar el paso de los trenes, pero tienen las buenas formas y modestia de guardárselo para ellos", dictaminó David Lee, director de la revista especializada The Jackdaw.
La Tate Britain aspira a que la tremenda publicidad que ha rodeado el evento apuntale la afluencia de público. Su hermana, la Tate Modern, recibe el doble de visitantes. Las previsiones se vieron cumplidas ayer, jornada inaugural de la performance, si bien la inevitable pregunta (¿es esto arte?) flotaba en el ambiente. Por lo pronto, la visita obliga a comprobar ambos flancos antes de adentrarse en los pasillos para evitar el riesgo de colisión con uno de los 50 corredores, fichados en clubes locales a razón de 10 libras (12,65 euros) la hora, la minuta que suele cobrar una asistenta de hogar.
Para los turistas que pretenden consumar un exhaustivo recorrido por Londres en un somero fin de semana, la fuente de inspiración de Martin Creed para Work No 850 quizá resulte tonificante: nace de una visita realizada a la cripta de los monjes capuchinos en Palermo (Sicilia), que tuvo que completar a la carrera puesto que llegó cinco minutos antes del cierre.
El hecho de que el trabajo de Creed, alentado por la sala de subastas Sotheby's, se perfile como uno de los acontecimientos culturales del verano, ha animado el debate sobre los derroteros del arte contemporáneo. Los detractores han tildado la exposición de oportunista -se monta en plena antesala de los Juegos Olímpicos de Pekín-, pero su autor es un artista consagrado, merecedor del Premio Turner en 2001 por una obra (Work No 227) que consistía en una habitación cuyas luces se encendían y apagaban de forma intermitente. El aludido, de 40 años, resume su singladura artística en la "exploración de las actividades básicas humanas", como el vómito, las defecaciones, el sexo y, ahora, la acción de correr. Y, pese a quien pese, la cotización de sus obras confirma que se ha ganado un espacio en el panorama artístico: los trabajos de Creed llegaron a venderse por 100.000 libras (126.518,21 euros) antes de este ejercicio en la Tate. Una marca de ropa deportiva patrocina la exhibición, de cuatro meses.

Malas noticias neoyorquinas para Calatrava

El proyecto de 'peineta' para la 'zona cero' deberá sufrir nuevos cambiosSANDRO POZZI - Nueva York
EL PAÍS - Cultura - 03-07-2008
Las obras para la recuperación de la zona cero atraviesan por importantes dificultades de calendario y presupuestarias. Uno de los afectados directamente va a ser el simbólico proyecto de Santiago Calatrava, que de nuevo va a tener que modificar el diseño original de la estación que se alzará en el vacío que dejaron las Torres Gemelas. Su doble peineta entrecruzada ya no se abrirá cada 11 de septiembre, en memoria de las víctimas de los ataques suicidas. La obra de Calatrava se acaba de convertir en el primer proyecto sujeto a revisión para resucitar a tiempo el World Trade Center. Todo va con retraso en la zona cero y, al ritmo actual, se hace muy difícil, por no decir imposible, que ni siquiera el Memorial pueda estar terminado para conmemorar el décimo aniversario del 11-S. Los familiares de los fallecidos en los atentados ponen el grito en el cielo y piden a las autoridades locales que hagan lo posible para cumplir el calendario.El diseño del arquitecto e ingeniero valenciano respeta el simbolismo que rodea al lugar sobre el que se alzaron las Torres Gemelas y expresa cómo esos trágicos eventos cambiaron la vida de la ciudad, de sus vecinos y de toda una nación. Por eso optó por un edificio etéreo y transparente, compuesto por dos estructuras de acero entrelazadas y atravesadas por la luz y que tuviera sensación de movimiento.
Para ello, su intención inicial era que esa cúpula que se alzará sobre el vestíbulo principal de la estación -comparada por muchos con el esqueleto de un pez o de un dinosaurio- se abriera cada 11 de septiembre en memoria de las víctimas. La Autoridad Portuaria de Nueva York anunció la tarde del martes, sin embargo, que esa estructura ya no será móvil, un cambio surgido al parecer a iniciativa del propio arquitecto.
El coste del proyecto de Calatrava, aprobado en julio de 2005, estaba estimado en 2.200 millones de dólares (1.386 millones de euros). Para recibir la luz verde, el valenciano ya tuvo que introducir modificaciones exigidas por la policía de Nueva York para eliminar cualquier vulnerabilidad del edificio. No sólo tuvo que aumentar su estructura de acero, sino que además tuvo que reducir la superficie de cristal y rodear el vestíbulo con un muro de un metro de altura.
Christopher Ward, consejero delegado de la Port Authority, dice que este nuevo cambio "permitirá terminar los trabajos de la estación antes y también ahorrar dinero". Ni Santiago Calatrava ni los propietarios del World Trade Center creen que estos retoques vayan a cambiar la esencia ni la visión del diseño. "Su bella estructura permanecerá intacta", aseguró Ward. Las últimas estimaciones elevan el coste del proyecto a 3.400 millones de dólares (2.142 millones de euros).

ciudades de comercios clonados


EL PAÍS - Sociedad - 03-07-2008
Son las calles más genuinas, el emblema y la carta de presentación internacional de una gran ciudad. La Gran Vía y la Castellana de Madrid, el paseo de Gràcia de Barcelona, la avenida de los Campos Elíseos de París, Oxford Street en Londres, Kurfürtendamm o Friedrichstrasse en Berlín... Se trata de las grandes avenidas repletas de turistas y codiciadas por grandes cadenas hoteleras e imperios textiles de implantación mundial. Diferentes calles con los mismos escaparates, los mismos rótulos. Ciudades donde ha dejado de bombear el latido productivo e industrial para dejar paso al ocio. ¿Se están convirtiendo las grandes urbes europeas en clones? ¿Su vocación turística las está empobreciendo?
Las chimeneas de los recintos fabriles abandonaron las capitales a mediados del siglo pasado para desplazarse a sus áreas metropolitanas. El corazón de las ciudades quedó reservado a las grandes sedes corporativas y sus centros de producción. Pero el boom inmobiliario español aceleró los cambios de uso de las principales calles. A la vez, las desinversiones en inmuebles de grandes corporaciones para destinar el capital a otras actividades productivas hacen cuestionar que las calles más céntricas sean todavía hoy las zonas de negocios. "Ciudades como Madrid y Barcelona han seguido procesos muy similares, la actividad comercial es parecida, y hasta 2006 se reconvirtieron edificios de oficinas en viviendas, muchas de lujo", sostiene el consultor Samuel Asperilla, de la firma especializada Jones Lang LaSalle.
En Madrid, las grandes empresas se fueron hacia el norte, a los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, con casi 100.000 metros cuadrados de espacio disponible para multinacionales, y también en los alrededores de la carretera de Burgos. El Distrito C de Telefónica y el complejo empresarial Foresta del BBVA en Las Tablas o el campus financiero del Grupo Santander en Boadilla del Monte están arrebatando a la Castellana su estatus de city financiera.
El centro de Barcelona también pierde su pulso. Los parques empresariales del 22@ (el distrito tecnológico del barrio del Poble Nou) y L'Hospitalet de Llobregat se quedan con la actividad productiva, mientras que el centro ha ido perdiendo sedes como la de Basf, Banc Sabadell, Gas Natural o Banesto. En su lugar, se alzan hoteles, edificios de viviendas de lujo y tiendas de moda que suenan igual en muchas grandes urbes debido a la globalización.
A la vez que el ámbito de los negocios y las finanzas han ido dejando paso al ocio y el comercio, estas calles, alentadas por el turismo, han ido replicando su modelo. A ello ha contribuido el fenómeno que el geógrafo Francesc Muñoz, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha bautizado como urbanalización. Según Muñoz, durante los últimos 25 años, el grueso de la construcción de viviendas alrededor de áreas metropolitanas como la de Barcelona ha correspondido a complejos dispersos, al margen del planeamiento y basadas en el modelo del chalet y el adosado.
Un consumo de suelo indiscriminado jaleado por la escalada del precio de la vivienda en las capitales, de donde se fueron sus habitantes para adquirir una casa con jardín en una localidad cercana.
Como resultado, el centro de las ciudades ha acabado por "tematizarse", y a ellas acuden los fines de semana las familias que viven en las urbanizaciones. En su tesis, Francesc Muñoz defiende que, "a la manera de los parques temáticos, fragmentos de ciudad son actualmente reproducidos, replicados, clonados" en otros municipios. No son extrañas, pues, las campañas que promocionan el perfil high fashion de Londres o que Barcelona se defina como la botiga més gran del món (la tienda más grande del mundo).
"La calle de Goya de Madrid es casi una copia exacta de la de Pelai de Barcelona", admite el consultor Samuel Asperilla. Los ejes comerciales se convierten en grandes centros de ocio al aire libre. Todos con el mismo esquema: una calle para las firmas más exclusivas, otra para las más populares y una zona alternativa. Basta echar un vistazo a la oferta comercial de los ejes principales de las grandes ciudades europeas. Los escaparates coinciden, de acuerdo con el estudio denominado Retail destinations, de la consultora inmobiliaria internacional CB Richard Ellis (CBRE). En todas están H&M y Zara, y en la mayoría de las ciudades europeas, GAP, la tercera firma textil en liza.
Se repiten los rótulos de Louis Vuitton, Cartier, Hugo Boss, Gucci, Esprit, Nesspresso, Armani, Massimo Dutti, Valentino, Hermès... Y así hasta más de 50 marcas. Lo mismo ocurre con la restauración, donde las franquicias de Starbucks, McDonald's o Burger King se hacen un hueco en todas las grandes ciudades.
A la vez que las megaúrbes se tornan grandes mecas del turismo, irrumpen las cadenas hoteleras internacionales, que pujan por edificios céntricos en los que se puedan alojar sus clientes. Las múltiples marcas de Starwood, el lujo de Mandarín Oriental o la conocida Marriott tratan de hallar su hueco en estas calles.
La directora de Locales Comerciales de CBRE, Dolors Jiménez, concede que el centro de las ciudades es una zona de ocio y que el esquema es similar. En los últimos años, explica, se han levantado edificios residenciales, y, por ejemplo, en Barcelona, algunos espacios de oficinas han dado paso a showrooms de firmas de moda. Aun así, opina que las vías comerciales conservan su peculiar personalidad. "Regent Street tiene la particularidad de que es todo propiedad de la Casa Real; Barcelona puede presumir de que la zona comercial coincide con la ruta cultural, Madrid tiene un centro que aún conserva muchos hostales...", asegura Jiménez.
La modernización de los centros tiene, pues, un doble filo: sitúa a las ciudades en el mapa turístico, pero aleja a sus habitantes de ellas. El profesor de Geografía Humana de la Universidad Internacional de Cataluña e investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas, Pau Serra, asegura que, desde la década de 1970, las ciudades han ido perdiendo unos 50.000 habitantes al año en favor de las áreas metropolitanas, que se han visto compensadas por la llegada masiva de inmigrantes. Serra se muestra muy crítico con la homogeneización de los centros históricos. "Empobrece la diversidad ecológica del comercio urbano", dice con rotundidad.
"El problema es que no son fenómenos espontáneos, como la apertura de tiendas de recuerdos típicos, que es lógica. En la mayoría de las ocasiones son dirigidos, y ya hay que valorarlos de forma distinta. Se planifica la oferta comercial en función del turismo y se crean grandes tiendas urbanas que acaban muriendo de éxito porque no dejan espacio al comercio de proximidad, porque las franquicias internacionales tienen las de ganar", sostiene Serra.
El fenómeno no se ha quedado quieto. Calles y barrios como el de Fuencarral en Madrid o el Born en Barcelona se han convertido en zonas alternativas o zonas idóneas para ir de copas. "Puede ocurrir que sea un gran Corte Inglés desparramado o que, como se advierte en algún barrio, regrese gente joven que quiere vivir en la ciudad. Veremos quién gana al final esta contienda", apunta Serra.
Otras zonas son exclusivas de oficinas. Pero también se da la otra cara de la moneda: abundan aquellas calles en las que se concentran los rótulos de los locutorios y los restaurantes étnicos.
Todo este panorama supone un reto para cualquier gran municipio, y no es otro que impedir que se abra una brecha entre el centro rico y los suburbios pobres.

Metros cuadrados de oro

"Ahora los precios ya no van a subir más". Así de rotunda es Dolors Jiménez, directora de Locales Comerciales de CB Richard Ellis. En el último lustro, la expansión de la vivienda, el turismo y el comercio dispararon los precios.El metro cuadrado llegaba a los 18.000 euros en el paseo de Gràcia de Barcelona, 17.000 en la playa de la Concha de San Sebastián y 15.000 en el paseo de Recoletos de Madrid. Los precios de los locales también treparon. Según la consultora, el alquiler medio anual por metro es de 520 euros anuales en el Portal de l'Àngel barcelonés, 436 euros en Preciados (Madrid) y 288 euros en la calle de Colón de Valencia. Con estos precios, inversores y promotores decidieron sustituir las oficinas por pisos y tiendas. Y en el camino se han quedado teatros y cines emblemáticos de la Gran Vía madrileña, ahora viviendas y hoteles, o del centro de Barcelona, que se han convertido en grandes tiendas.Una desaparición que hace temblar a algunos vecinos, que temen estar asistiendo a una "desertificación cultural" de las principales calles españolas.

Las omnipresentes firmas de moda

Según los datos de la consultora CB Richard Ellis, éstos son los mayores operadores de tiendas internacionales. Entre paréntesis, el número de establecimientos estimado en distintos países europeos.- Alemania. Benetton (1.000), H&M (282), Zara (33).- Bélgica.C&A (75), H&M (47), Zara (21).- República Checa. C&A (22), Benetton (20), H&M (13), Zara (5).- Dinamarca. H&M (56).- España. Cortefiel (617), Zara (286), Mango (228), Massimo Dutti (226).- Grecia. Zara (41).- Italia. Zara (46), H&M (20).- Luxemburgo. C&A (9), H&M (6), Mango (3), Zara (2).- Holanda. H&M (83), Zara (6).- Polonia. H&M (35), Zara (14), Mango (6).- Portugal. Zara (63), Massimo Dutti (45).- Reino Unido. H&M (112), Zara (60).- Suecia. H&M (124), Zara (4).
Escaparates de la complejidad JOSEP M. MONTANER Y ZAIDA MUXÍ
EL PAÍS - Sociedad - 03-07-2008
La tematización de los centros históricos y los ejes comerciales, que se repite en todas las grandes ciudades, es la escenificación de procesos urbanos, sociales y económicos mucho más complejos, lejanos de la casualidad, el azar o el aparente crecimiento "natural" y espontáneo.Todas estas franquicias ocupan también los centros comerciales que se desparraman fuera de las grandes ciudades, tensando el territorio de manera ficticia. Se trata de una peligrosa transformación de las estructuras productivas y comerciales. Las mismas empresas productivas, de servicios y financieras que se instalan en las nuevas áreas, como 22@ [en el barrio de Poble Nou] en Barcelona, son las que están relacionadas con la industria hotelera y comercial que tematizan los centros urbanos. Todas estas franquicias se basan en lo que podríamos considerar subsidios encubiertos, como la ampliación de puertos y redes de transporte terrestre, para distribuir y fagocitar planetariamente las producciones realizadas a miles de kilómetros de distancia.
Estas políticas económicas de grandes almacenes y franquicias arrinconan la posibilidad de regenerar las estructuras comerciales locales, que no pueden competir en un falso libre mercado con los privilegios impositivos y laborales de estas empresas. Incluso las mismas tiendas de souvenirs y alimentos "típicos", en apariencia negocios individuales y de pocos recursos, forman parte de redes similares. De lo contrario, ¿cómo se puede explicar la manutención de locales tan bien situados y de tan alto coste? Un sistema de producción y consumo que ya ha dejado huellas ecológicas insostenibles en todo el planeta: desperdicios, esclavitud laboral, desaparición de redes de producción local, consumo de energías no renovables, etcétera. El aumento anunciado del petróleo hará inviable este consumo basura, basado en su bajo precio, y que desprecia los saberes y singularidades locales. ¿Pagaremos una vez más los ciudadanos ante el chantaje de la quiebra de unos negocios que son insostenibles y por los que ya hemos pagado con la destrucción de los tejidos productivos locales?