Juan Molina y Vedia, "Cocina y delibery"
Nuestros dedos, con roces apenas leves sobre las mansas teclas, nos presentan instantáneamente innumerables "opciones" de partes de proyectos ya cocinados por algún desconocido operador lejano. Cortar y pegar. Repitiendo esa doble acción tendremos pronto un proyecto Frankenstein con el que presurosos nos presentamos en las colas del ploteo final.
Entre la cocina de un proyecto y lo que podríamos llamar el "delivery" hay cuestiones quizá descuidadas.
Lo que importa es cuidar que la máquina no tome nuestro papel y nosotros nos alejemos del pensar propio, de vivir pasiones auténticas, no prestadas o pedidas al algún servicial delivery, proveedor de imágenes de moda.
La imagen de un gordo engullendo pop-corns, hipnotizado frente a la lumbre plateada de un televisor exagera la del consumidor-consumido, que podemos ser nosotros si no advertimos como nos fueron llevando del antiguo "cocinar" al cómodo "delivery".
Clarin Arquitectura 12.10.04
Nuestros dedos, con roces apenas leves sobre las mansas teclas, nos presentan instantáneamente innumerables "opciones" de partes de proyectos ya cocinados por algún desconocido operador lejano. Cortar y pegar. Repitiendo esa doble acción tendremos pronto un proyecto Frankenstein con el que presurosos nos presentamos en las colas del ploteo final.
Entre la cocina de un proyecto y lo que podríamos llamar el "delivery" hay cuestiones quizá descuidadas.
Lo que importa es cuidar que la máquina no tome nuestro papel y nosotros nos alejemos del pensar propio, de vivir pasiones auténticas, no prestadas o pedidas al algún servicial delivery, proveedor de imágenes de moda.
La imagen de un gordo engullendo pop-corns, hipnotizado frente a la lumbre plateada de un televisor exagera la del consumidor-consumido, que podemos ser nosotros si no advertimos como nos fueron llevando del antiguo "cocinar" al cómodo "delivery".
Clarin Arquitectura 12.10.04